Ciro Angarita o la perseverancia.
Marie Delhaye o la autonomía.
Carlos Gaviria o la elocuencia.
Eric Rambo o la modestia.
Jorge Orlando Melo o la sapiencia.
Jacques Commaille o la benevolencia.
Cecilia Faciolince o el entusiasmo.
Juan Jaramillo o la justicia.
Puede que los nombres que acabo de mencionar los conozca o no, pero sí que los conoce el autor del libro Virtudes cercanas y los usó para titular los capítulos. Porque este es un libro-homenaje, en el que el manizaleño Mauricio García Villegas da muestras de agradecimiento para con sus amigos, y tal vez esa sea su virtud: la gratitud.
Este autor se destaca ya entre los grandes pensadores de nuestro tiempo en Colombia. Su libro El orden de la libertad, del que hablé hace un tiempo en esta columna (https://bit.ly/39hxCRG), es una prueba de ello, un documento que nos explica por qué somos como somos, una sociedad que prefiere el caos.
Empecé a leer Virtudes cercanas el sábado 29 de febrero y al abrirlo descubrí que estaba dedicado a su madre, "Sylvia Villegas y sus virtudes". Al día siguiente un tuit de García me sorprendió: su madre falleció esa mañana del primero de marzo. Y yo tenía en mis manos este texto-homenaje y, abrazándolo, creí abrazar al autor en ese momento. La magia de los libros.
Este es un texto filosófico, pues ahonda en el concepto, pero no es aburrido. Nos cuenta cada una de las ocho virtudes escogidas, a través del ejemplo de sus amigos, varios de ellos fallecidos. Claro que están por ahí Aristóteles, San Agustín, Nietzche y Spinoza, grandes tratadistas de este tema, pero García, que ha labrado con el tiempo la claridad para escribir -cosa que le era ajena en sus primeros textos, y él lo reconoce con humildad-, nos hace comprender fácilmente de qué tratan esos valores, esas virtudes, de manera cercana.
Es una serie de ensayos cortos que ya sumé en la bibliografía para mis clases de Ética en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Manizales, porque también estoy convencido, como García Villegas, de que no hay nada mejor para transmitir un comportamiento que el ejemplo. Eso es lo que él tiene claro y por eso al hablar de sus amigos, habla de sus virtudes y al hablar de estas nos habla de cómo podemos recorrer el camino a la excelencia. Porque lo importante es el recorrido y la utopía de buscar el mejor resultado y en esa búsqueda vamos encontrando la meta esperada.
Nos muestra el autor que todos podemos tener varias virtudes, pero es claro que siempre hay una que se impone en uno y otra en otro. Además, porque las virtudes se atraen, nos recuerda.
Es un texto que cae muy bien por estos días: inspirador, motivador, cargado de esperanza por el ser humano y, sobre todo, por los más cercanos. Es de editorial Angosta. Léanlo y #HablemosDeLibros y de Virtudes cercanas, ojalá.
En frases
* Las virtudes se adoptan por imitación, siguiendo el ejemplo de los que queremos, admiramos o respetamos.
* Las virtudes son propias de algunas personas que buscan la excelencia.
* La virtud de la autonomía se ubica en el justo medio entre el egoísmo y la entrega incondicional a los demás.
* Hablar bien no solo ayuda a mejorar las relaciones humanas, sino también a pensar.
* Entre un católico doctrinario y un marxista ortodoxo hay menos diferencias que entre un conservador tolerante y un liberal tolerante.
* La cultura y, sobre todo, las emociones morales mantienen unida a una sociedad.
* Los recuerdos quedan y algunos de ellos son como cicatrices en el alma.
* Todos los entusiastas son optimistas, pero no todos los optimistas son entusiastas.
* Las virtudes, como los defectos, se atraen entre sí.
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