Odile Souchet es una anciana francesa que vive en una pequeña comunidad de los Estados Unidos a mediados de los años 80. Lleva allí radicada 40 años, desde que terminó la Segunda Guerra Mundial y se casó con un hombre americano que llegó a su vida en el momento justo en el que buscaba una escapatoria. Sin embargo vive a su manera, un poco alejada de todos, luego de la muerte de su esposo y de su hijo. En la comunidad cumple tan solo con sus labores de buena cristiana.
Ella laboró en la Biblioteca Americana de París, como también lo hizo la autora de esta novela, Janet Skeslien Charles, en donde se inspiró para esta obra que se escribe en dos tiempos, que se intercalan a lo largo de la obra. Uno en los turbulentos momentos de la Guerra y la invasión nazi a la Ciudad Luz y el otro 40 años después, en esa población norteamericana en donde una visita inesperada le da la opción a Odile de reivindicarse.
Lily, una niña de colegio necesita hacer una tarea y piensa en esa francesa para que la ayude. Irrumpe en su casa y se desatan situaciones que les cambia la vida a ambas.
La biblioteca de París les rinde culto a los libros, pero como canta el estribillo de la canción de los Ayer's “¿Para qué los libros?, si este amargo libro que la vida enseña..." La protagonista lee apasionadamente, domina el Sistema de Clasificación Decimal Dewey de libros, una licencia literaria, porque este sistema solo se usó en tiempos más modernos y no en 1939, pero fue una opción para darnos cuenta de cómo funciona un poco una biblioteca y para repasarnos a qué temática se atribuye cada número o cada novela de esas de las que gusta la Americana de París. No obstante, la lectura no es suficiente.
Lo extraordinario de esta Biblioteca es que logró seguir prestando sus servicios a los usuarios, aun con la invasión alemana y fue la oportunidad para que esa joven llena de sueños, también de ideas preconcebidas y dispuesta a defender los libros viviera experiencias de vida que la hacían una gran amiga o la peor de las personas. La guerra nos pone en situaciones inimaginables.
Su imprudencia, sus celos, su no ser capaz de ponerse en los zapatos de otros la hicieron cometer errores que la acompañarían por el resto de su vida. Creía saberlo todo, pero le faltaba el más elemental de los talentos, el sentido común. La debilidad humana nos hace cometer errores a todos, y muchas veces estos errores tienen consecuencias en las vidas de los otros.
La pequeña Lily, entre clase y clase de francés, termina por ser una oportunidad para la reivindicación, esa jovencita norteamericana con sus propios dramas va entendiendo poco a poco la sabiduría alcanzada por Odile, pero también se va enterando de que para lograrla tuvo primero que equivocarse demasiado y cargar con la culpa que consume.
La primera parte de la obra es lenta. Después de la mitad, la cosa se pone más interesante y avanza a otro ritmo. Hay historias de amor, de amistad, de valor y también momentos que describen cómo en una persona se puede reunir lo mejor y lo peor de la condición humana. Una obra muy humana. Los libros pueden ser nuestra salvación si lo permitimos, pero si al adentrarnos en ellos nos olvidamos de la empatía con los otros, podemos meternos en un abismo. Léanla y #HablemosDeLibros, de bibliotecas y de humanidad.
Subrayados
- El duelo es un mar hecho de nuestras propias lágrimas.
- Sin principios no eres nada. Sin ideales no se llega a ninguna parte. Sin valor no eres nadie.
- Si no sabes morderte la lengua, el conocimiento se echa a perder.
- Yo nunca pensaba en lo que tenía, sino solo en lo que deseaba.
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