En Sacrificio de dama, Julio Cesar Londoño recoge los dos géneros en los que ha dado muestra de virtuosismo, el cuento y el ensayo, sobre todo de divulgación científica o de explicación de fenómenos.
La obra la encabezan los cuentos que, por supuesto, muestran algo de ese curioso personaje que es este escritor y columnista, quien acostumbra parapetarse en sus conocimientos para crear sus piezas literarias o ensayísticas. Ah, la erudición, ese peligroso don, tan cercano a la soberbia.
Para quienes se inician en las lides del cuento o se ven encerrados en una camisa de fuerza que les impide moverse en las formas narrativas, este puede ser un buen ejemplo de cómo asumir la escritura con suficiencia y desde cualquier perspectiva.
Un jugador de ajedrez que se enfrenta a la máquina, un personaje que quiere demostrarle al rey su valía, un navegante que se queda varado en Cádiz con su tesis de una tierra redonda, un Rufino José Cuervo carteándose con Andrés Bello en busa de soluciones a problemas que presentan las diferencias en la lengua castellana son algunas de esas ideas llevadas a cuentos cortos, que cautivan fácilmente.
El valor agregado en todo el libro, y como ya nos tiene acostumbrados Londoño, es la calidad de la escritura.
Los ensayos, a su vez, nos recuerdan esa maravilla del mismo autor que tituló Por qué las moscas no van a cine, título que como en este es sacado de un texto interior. Si el periodismo se trata de explicar, explicar y explicar, bien lo sabe hacer este escritor.
Aunque debo decir que en el primer texto de este grupo, El affaire Mutis-Poniatowska, hay tal grado de especulación, que parece más un programa de variedades faranduleras y de meterse en la vida de los famosos, con cierta mala leche, que carece del rigor que les asiste a los demás textos.
Los otros, sobre las ventajas de las hormigas, sobre la partícula de la creación, de la mirada a Borges como ensayista, sobre nueve temas más, hacen de este texto no solo una deliciosa lectura, sino un apredizaje sobre las contradicciones de los tiempos. Al leer esta parte se entiende en dónde se encuentra el origen de las ideas para sus cuentos. Léanlo y
#HablemosDeLibros.
En frases
- “No debemos pretender que la gramática tenga la exactitud de la matemática”.
- “Me falta ese desparpajo que les sobra a los periodistas”.
- “El buen crítico es como el maestro que nos hace amar su materia”.
- “No hay nada más irrefutable que un posprofeta”.
- “El determinismo era estimulante para el pensamiento (incitaba a descubrir las leyes del universo) pero estéril para la ética”.
- “El infierno está aquí y consiste en desempeñar por el resto de tus días un oficio detestable”.
La antifrase
- “Sufro de la convicción de que la literatura es asunto de hombres. Y tres gais. Y media francesa”.
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