La villa de las telas fue la trilogía que mostró el temperamento de Anne Jacobs como escritora. Se trata de una serie que detalla las costumbres de una familia burguesa de comienzos del siglo pasado en Alemania y, al tiempo, la forma de interactuar de los dueños de la villa con los empleados, que aún parecían siervos. La nueva novela, La mansión, da origen a otra saga con mucho en común con la anterior, pero separada en el tiempo.
Se trata de novelas con cierto tono romántico que nos recuerdan las obras que llenaron los anaqueles en los siglos XVIII y XIX, pero lo que tiene más interesante, para mí, es que nos deja ver una historia que poco se cuenta, la de los derrotados. La Alemania de las guerras, la que pasó del káiser con ansias imperiales a la derrotada, empobrecida y humillada.
La villa de las telas comienza con el típico amor imposible de una chica sin padres, criada en un orfanato, que termina trabajando en una mansión porque el dueño de casa, un industrial textil, se sentía responsable de ella. Marie resulta ser una mujer con muchos talentos y de la que termina enamorado el hijo del dueño, el dandi Paul.
La primera parte de la obra se va en este romance y en cómo la ayudante de cocina pasa a ser la señora de la casa, con toda clase de imprevistos en el medio, que la llevan a descubrir que está más atada a esa familia de lo que sabía.
Los personajes femeninos llevan la batuta, por eso la segunda obra ahonda en estas mujeres bajo el título de Las hijas de la villa de las telas, y luego con la tercera parte que pone fin a la saga en El legado de la villa de las telas.
Sobre todo en las dos últimas, los estragos de la guerra nos muestran lo que pasó Alemania, tanto en el momento en que sus habitantes estaban convencidos de poder ganar, hasta el precio que debieron pagar y lo que pasaba con la moneda, la inflación, el hambre, cómo los empresarios debían rebuscarse para avanzar y grandes mansiones como la casa señorial de esta villa tienen que adaptarse como hospital de campaña
El empobrecimiento por las costosas sanciones que les impuso el bando ganador también está allí presente. Es similar lo que nos muestra Jacobs en su más reciente libro, que es la primera parte de una nueva saga: La mansión. El primer título, que conocemos hasta ahora, es Tiempos gloriosos. Nos pone en dos momentos clave de Alemania. La Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín. La obra va y viene entre estos dos momentos.
En el primero, cómo una familia noble vive los desarrollos de la guerra, desde la muerte de los seres queridos, hasta el empobrecimiento, y en el caso del bloque del este, el destierrro cuando los rusos toman poder de la ciudad y echan a todos los que consideren atados a la nobleza del pasado. Todo contado a través del drama de una familia y el diario de la más joven de la familia, quien debe quedarse por enfermedad cuando su familia huye al otro lado, sin nada.
La caída del muro es la oportunidad que encuentra la hija de los entonces marqueses para regresar a la ciudad que la vio partir 40 años antes y ver si es posible recuperar lo que le quitaron, de lo que la expropiaron. También una oportunidad para conectar con su nieta, como nunca lo hizo con su hija.
Es también entender cómo la República Democrática Alemana fue un lugar para el miedo, en donde todos temían hablar duro porque alguien escuchaba. De acuerdo con cifras que conocí en la antigua sede de la Stasi, en Berlín, esta agencia llegó a tener en su nómina para espiar a uno de cada 100 habitantes. Las heridas aún no se cierran.
El libro describe bien cómo la reunificación alemana la aprovecharon muchos corruptos de la burocracia del este para hacerse a unos dineros y esquilmar a cooperativas y organizaciones populares. A estos aún no se les pasa cuentas de cobro.
Así que en esta, como en la saga anterior, lo mejor que tiene es entender el fenómeno social a medida que se avanza en las pequeñas historias de las protagonistas, porque de nuevo la fuerza narrativa recae sobre mujeres poderosas, capaces de torcerle el pescuezo a su destino.
Para mi gusto, la autora es tan descriptiva que termina por alargar, pero para muchos lectores esto es más una ventaja. Así que léanlos, háganse su propia idea y #HablemosDeLibros.
De nuevo la fuerza narrativa recae sobre mujeres poderosas, capaces de torcerle el pescuezo a su destino.
EN FRASES
De La villa
* Pasara lo que pasase, no estaba dispuesta a doblegarse ni tampoco a mentir. Ni siquiera por amor.
* Era imposible recuperar todo lo que se había perdido durante los últimos meses, y tampoco podía hacer previsiones para un futuro próximo.
* Con marido o sin él, por primera vez en su vida parecía contenta consigo misma.
De La Mansión
* La gente solo quería leer periódicos occientales, los de la RDA no contaban más que mentiras, decían.
* Cuando se trata de algo así, los honbres estamos ciegos y sordos, y nos abalanzamos a sabiendas hacia la desgracia.
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