Fanny Bernal Orozco* fannybernalorozco@hotmail.com
Los niños que sufren en Colombia son cada vez más. Llama la atención la indiferencia con la que, las noticias de este país, dan cuenta de las pobres investigaciones que se llevan a cabo cuando se conocen los responsables de hechos de violencia sexual, maltratos, asesinatos y desapariciones, entre otros.
Se lee en El Tiempo del 17 de octubre del 2020, que cada dos horas, se abusa de un menor en Colombia. En la misma columna, el Inpec señala que actualmente hay 1.127 presos reincidentes: 507 por acceso carnal abusivo con menor de 14 años y 620 por actos sexuales con menores de 14 años, cifras que causan indignación de solo pensar, que al dejarles libres, el peligro se extiende hacia otros niños, sin que opere la justicia.
-¿A quién le duelen los niños?, ¿a qué se debe la indolencia en un asunto tan delicado como este?
Por otra parte, no hay quién responda por los niños testigos de la guerra, que han sido asesinados en masacres o desaparecidos y cuyos nombres se ensombrecen en la memoria colectiva, con la ocurrencia de otras masacres, otros listados, otros dolores. Ante estos hechos, es evidente la impunidad.
En este asunto del dolor, hay muchos responsables o demasiados culpables. Quizás a nadie se le ha ocurrido pensar en cómo se afecta la vida emocional de los niños ante la apatía, la desidia y la ausencia de cuidado.
Teniendo en cuenta lo anterior, ha pensado usted ¿qué tan importante es su celular y cuánta falta le hace? Traiga a los hijos a su memoria:
-¿Les presta siquiera un poco de la misma atención que le dedica a las redes, a los memes, a revisar los estados de los otros?
-¿De manera desprevenida, ha observado a padres o madres en un sitio público? Cada uno observando su celular, ni se miran y, mientras tanto, los hijos ahí, sin que nadie les ponga atención.
-¿Qué papel cumplen los hijos en estos hogares?
No olvido a una mamá que llegó un día a un sitio en el que yo trabajé y dijo: "Vengo a dejar estos dos niños aquí, porque el marido que tengo dijo que el mantiene solo los hijos que yo tenga con él".
Hay maneras de matar el alma de los menores: Traerlos a este mundo sin que hagan parte de un proyecto de vida, no prestarles atención, no cuidarlos, no educarlos, no darles buen ejemplo y, desde el Estado, no cumplir las leyes que se dicen, son para protegerlos.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
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