Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
El sentido de la vida es una condición imprescindible para los avatares que se presentan durante la existencia de cada persona, cuando se da cuenta de que las respuestas a las preguntas hechas, pocas veces se encuentran afuera y que, por el contrario, hay que buscarlas adentro, ya que forman parte de una construcción individual e íntima, a partir de la cual retrocede, fluye, avanza, cree o se crean significados.
En muchos momentos de la vida surgen preguntas como:
- ¿Qué es la vida?
- ¿Cuál es el papel que cada uno debe realizar?
- ¿Vale la pena correr y estresarse tanto?
- ¿Para qué luchar en medio de tanto caos?
- Si uno falta o si está, el mundo sigue igual. Entonces, ¿qué más da?
Estos interrogantes son provocadores e implican análisis y reflexiones en cuanto al quehacer y al proceder de los individuos en su cotidianidad, los cuales están articulados con el desarrollo de potencialidades y destrezas. También van ligados a la capacidad de dar y recibir afecto, al tener y mantener un buen nivel de tolerancia a la frustración, al conocimiento y al desarrollo de la inteligencia emocional, a la construcción de actitudes y aptitudes resilientes, a tener y fomentar relaciones basadas en el respeto y la solidaridad y a fortalecer y potenciar la autoestima.
Quizás lograr que cada una de las premisas anteriores forme parte de los propósitos diarios, no es lo común. Sin embargo, observadas con detenimiento, éstas serían tareas para realizar desde la crianza, en los escenarios familiares, en las conversaciones de los padres con los hijos o cuidadores y reforzadas en el ámbito escolar, como parte fundamental de la formación humana y del autocuidado emocional.
Hay que aprender que no siempre las cosas salen como se tenían pensadas, que es necesario enfrentar las dificultades y -si se puede- resolverlas. Cuando esto se logra, se favorece la autoconfianza y la autonomía.
Puede suceder, que cuando no se obtiene lo que se quiere, haya decepción, desmotivación, tristeza, aislamiento, etc, actitudes que dan cuenta de la poca capacidad para gestionar las adversidades.
El conocimiento de sí mismo es un reto y un desafío para cuidar la salud emocional. Los seres humanos que invierten en su autoreflexión y autoconocimiento, tendrán más posibilidades de asumir actitudes proactivas con el ánimo y motivación suficientes para superar las vicisitudes y dejar de resistirse a los cambios. Entre más resistencia, más negación y más dolor.
Así entonces, sentido de vida y salud emocional, son ejes esenciales en la existencia de los seres humanos, puesto que para cultivar cada uno de ellos, es necesario hacer uso de la voluntad y la responsabilidad a fin de transformar hábitos, creencias y emociones tóxicas en ese entrenamiento del diario vivir, que es levantarse cada día para asumir con un trascendente significado la humana experiencia de existir.
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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