Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
Dicen algunas personas que las pruebas de amor son importantes y necesarias. Hay quienes piden y reciben mucho, otros no reciben nada, mientras algunos piensan que el amor está unido al dinero y a los regalos costosos.
Escuchamos constantemente frases como: “Ese hombre la adora. No es sino ver todo el gusto que le da, de las marcas más reconocidas y costosas”; o “a ella no le importó dejar su carrera y el trabajo, que era uno de sus sueños, solo para darle gusto a él”.
Expresiones que son viejas y también actuales, en las que como vemos en la primera expresión, el último grito de la moda, los costos, las marcas, el dinero, son los ejes más importantes para halagar y mantener la relación, y en la segunda es el dejar de ser y hacer lo que se desea, con tal de tener a alguien al lado.
-¿Quién está equivocado?
-¿Dónde está la razón?
Y qué tal los padres y las madres que consideran que a los hijos hay que garantizarles todo, desde los caprichos más simples hasta el cuidado más elemental: “Yo siempre me levanto a calentarle la comida a mi niño cuando llega tarde. Es que a él no le gusta meterse a la cocina”. (Hijo de 34 años).
Mamás y papás que trabajan en jornadas largas, estresantes, extenuantes, sin embargo, eso para algunos hijos, es lo de menos: “Yo le doy a mis hijos todo lo que a mí me faltó. Para eso uno trabaja duro, para darles harto gusto”.
Hijos que ya están laborando y ni siquiera, como aprendizaje en el ejercicio de la responsabilidad, asumen algún deber económico: “A mi hija le he pagado varias deudas, con tal de que no la embarguen. Es que jamás aprendió a manejar un peso. Ella se antoja de cuanta chuchería le ofrezcan y le fíen”. “Mis hijos desde que se graduaron trabajan, ganan buenos sueldos, sin embargo, jamás colaboran con nada. A veces hay que ayudarles para los pasajes”.
Y qué tal abuelas que a los 65 y 70 años cuidan hijos, nietos, cocinan, mantienen todo lo doméstico al día y los fines de semana reciben las visitas de los hijos casados con sus respectivas parejas. Todos se sientan a que los atiendan y hablan de sus cosas, de sus trabajos, de los hijos, de política, ríen y duermen la siesta, mientras ella (la abuela) está trabajando para ellos. Y ese es dizque el feliz encuentro semanal de toda la familia.
Parece que en estos testimonios, las pruebas de amor son en una sola vía. No aparece por ninguna parte la corresponsabilidad, la consideración, la gratitud, ni la compasión. Reina la indiferencia y a esto se suman creencias que hacen invisibles a algunos seres humanos, a quienes solo se les ve por lo que hacen y no por lo que son.
Ciertas personas creen que vinieron al mundo merecidamente y solo a recibir y si se les pide que definan la palabra amor, tendrán una rápida respuesta. Al fin y al cabo este término se emplea para muchas acciones de la vida diaria, desde avisos publicitarios, hasta fórmulas gastronómicas, pasando por marcas de objetos, hasta nombres de sitios frecuentados cotidianamente. Sin embargo, parece que no es habitual, la conexión entre palabras, pensamientos, acciones, emociones y valores.
-¿Qué piensa usted al respecto?
Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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