Fanny Bernal Orozco* fannybernalorozco@hotmail.com
Las casas que los seres humanos habitamos: Una es la casa que se comparte con otros, llámese familia, pareja, compañeros o para vivir solo. La otra es la denominada casa interior.
En la primera se viven diferentes experiencias, a veces hay cambios, se hacen arreglos, se pinta, se compran muebles, adornos, se ponen plantas y flores, todo para hacerla más agradable, más luminosa, más amañadora, inclusive hasta se puede cambiar por otra, en algunas ocasiones.
En esta casa suceden toda clase de experiencias, alegres, amables, dolorosas, felices, traumáticas. Bajo los techos de cada una, se teje la urdimbre de vivencias y recuerdos en los cuales, está enmarcada la trayectoria de vida de quienes la integran. En ella se viven momentos de oscuridad y también momentos de luz.
La otra casa es la casa interior, a la que no se le presta tanto cuidado. Es más, si se echa una miradita minuciosa, se podrá observar que nos falta tiempo para organizarla y limpiarla; algo que es muy curioso, si estamos conscientes de que con esta casa hay que ser más cuidadosos para que la luz que se requiere afuera, se irradie desde adentro.
Al respecto es importante hacerse estas preguntas:
-¿Usted es de las personas que irradia luz en su casa?
-¿Las personas que viven con usted se sienten serenas con su presencia?
-¿Es usted del tipo de ser que hace un drama por todo lo que le sucede?
-¿Se siente bien en su casa?
-¿Se ha detenido alguna vez a hacerse estas preguntas?
-¿Jamás ha pensado en ello?
-¿Con frecuencia dice: "De malas, si no les gusta como soy yo"?
Estas palabras a raíz de la noticia que LA PATRIA publicó el lunes 31 de agosto, en la cual se afirma que el fin de semana anterior hubo 114 riñas, la mayoría de ellas familiares. Este hecho invita a pensar en la manera como las personas se comunican, se manifiestan, se relacionan y expresan sus emociones.
La violencia y el maltrato que viven muchos seres humanos son enormes y desmesurados. Desafortunadamente estas personas, muchas veces, se muestran reacias a buscar apoyo, pero también hay algunas que se resisten a dejarse ayudar u otras que no reciben las asesorías apropiadas.
Hace días una jovencita en una consulta telefónica afirmaba:
-"Y cómo voy a estar bien, si aquí no se habla sino que se insulta. No se escucha, sino que se humilla"…’
El mantenimiento adecuado de estas dos casas es todo un desafío, se necesita voluntad y responsabilidad para asumir que una es el reflejo de la otra. Así que en las dos, la higiene y el cuidado, deben ser exhaustivos como una condición para un mejor vivir, agradable y apacible.
* Psicóloga - Profesora titular de la Universidad de Manizales.
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