Estimado Juan José:
En un país signado por la violencia como es Colombia, en el que muchos esfuerzos pacifistas se han desvanecido en el humo de la pólvora y más bien la sociedad se ha encargado de producir y reproducir, en cada momento de su historia, personajes que continúan induciendo al pueblo al uso de la violencia, de la fuerza, de la venganza y por ende de la irracionalidad como forma para lograr no solo el cambio que todos reconocen como necesario sino también la defensa de las instituciones, se hace indispensable mantener una férrea oposición a las soluciones violentas que se pretenden usar como agentes para el cambio o para la defensa del orden social.

Resulta claro para aquellas personas conscientes que muchas realidades nacionales necesitan dar un giro de ciento ochenta grados y que es fundamental que la institucionalidad sea respetada y protegida, al presentarse la necesidad de modificar algo, insistir en que es mejor lograrlo recorriendo los senderos que la ley ofrece y no por la vía de la intimidación de las pistolas. Renace entonces para ese sector de la sociedad una obligación moral para con su país y para con ellos mismos de buscar tercamente que la comunidad acepte y reconozca mayoritariamente el principio que la mejor arma tanto para la defensa como para el cambio son las ideas y no las ametralladoras, ni las minas quiebrapatas y menos aún las motosierras o el temible machete “cortefranelero” de los años cincuenta y sesenta.

Toda esta introducción mi querido Juan José para manifestar un absoluto rechazo de los métodos violentos que desconocidos están utilizando para oponerse a quien, por sus acciones  puede ser objetivamente considerada como una enemiga de todas las vertientes de la explotación pecuaria del país, la señorita Andrea Padilla.

El hecho que la señorita Padilla por un lado apoye al representante a la cámara Oswaldo Arcos Benavides en su empeño de prohibir la exportación de ganado en pie y por ende esté buscando la ruina de la actividad ganadera en su patria y que por otro lado personalmente pretenda acabar, por el momento con la Fiesta de los toros y las riñas de gallos para de allí seguir con las ferias equinas, competencias ecuestres hasta llegar a lo que ella deja entrever en las múltiples entrevistas que ha dado que es imponer una cultura y un sistema de alimentación ajenos a nuestras costumbres, tradiciones e idiosincrasia, no da mérito para que la amenacen de muerte. ¡Que la niña pretenda convertir la sociedad colombiana en anglosajona y vegetariana suena chistoso, ¿verdad? Pero no lo es tanto porque detrás de estas políticas hay apoyos externos multimillonarios y campañas subterráneas que apenas están saliendo de sus madrigueras y que pretenden acabar con el consumo de proteína animal en la dieta humana e imponer una cultura única en el globo. ¿Suena surrealista cierto? Pero como diría Ripley.” Aun cuando usted no lo crea”, así es.

Bueno, pero para no desviarnos del punto clave de esta misiva mi querido Juan José, ni estos ataques aleves contra la actividad de un gremio olvidado, azotado por una pésima rentabilidad amén de por la inseguridad y la violencia, y considerado de segunda por los poderes centrales como lo es el ganadero, ni los embates contra otras costumbres y tradiciones nacionales pueden generar repuestas violentas, y menos amenazas de muerte. que pretenden dejar a los ganaderos tanto de manso como de bravo en la calle y a la colombianidad coja y estas armas, las legales, serán las que se usarán en defensa de varios derechos fundamentales que las pretensiones de Padilla y Arcos vulneran. Pero que quede claro; la violencia jamás. Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile.

Añadido: Vendedores callejeros, gremio turístico y gastronómico (formal e informal), familia taurina, taxistas, músicos, venteros, en general “los de abajo” son los más golpeados en sus economías en la actualidad. Esperemos que las autoridades logren soluciones que equilibren el cuidado de la salud de la gente y su bienestar económico para que en el 2021 se pueda ratificar que la Feria de Manizales es un motor indiscutible que dinamiza la economía local, que tanto lo necesita en este momento en especial.