Esteban Jaramillo
@estejaramillo
Mi primera columna en LA PATRIA, se llamó Bitácora. Hace cuarenta años y punta.
Al diario, eje informativo de la región con influencia nacional, llegué de la mano de Javier Giraldo Neira, una elevada versión del periodismo deportivo, porque jugaba fútbol. Javier animó mi pasión dormida por los medios, con el beneplácito del doctor Luis José Restrepo, jefe de vuelo alto.
Era primíparo en la Universidad Nacional, donde cursaba Administración de Empresas.
También apasionado por los deportes, que en la época estaban en pañales, e hincha del Once Caldas que sobrevivía, con dificultades, por los mecenas de la ciudad.
Lentamente la precoz pasión por la información, me sustrajo de otros objetivos. Mis comienzos fueron como practicante oscuro; ni "garrapatear" las teclas de las máquinas de escribir, sabía. Hoy a los aprendices, les dicen pasantes.
De LA PATRIA heredé la felicidad y gratitud por el oficio, el respeto a la verdad y a las fuentes informativas y, especialmente, a la credibilidad por encima del protagonismo.
De la mano de Guillermo Lema, José Fernando Corredor y Héctor Moreno, di mis pasos iniciales como reportero informador. Con ellos aprendí a titular, a diagramar, a recurrir, lleno de dudas, a los correctores de estilo y a aceptar mis errores como proceso de aprendizaje.
Carlos Ernesto González fue mi compañero de pupitre. Hombre decente que me inspiró con el ejemplo. Meses después, su hermano, Álvaro González Alzate, punzaba con velocidad supersónica, a dos dedos, las teclas de las máquinas de escribir, como semanal empleado de Nuevo Estadio. Nadie era tan rápido como él. Valga decir que no había computadores. Nuevo Estadio, una revista futbolera exitosa, que fue hija protegida de LA PATRIA.
En LA PATRIA aprendí que el periodismo no es engaño. Que la mentira no es un instrumento. Que la fama se la lleva el viento, porque no es duradera. Que el protagonismo de los medios es fugaz. Que el prestigio es más importante que la popularidad, y que lo escrito, escrito está.
Tantos años han pasado desde mi primera Bitácora. Tantos micrófonos por mis manos. Tantas cámaras y tantos años al aire.
Cosas que agradezco, especialmente a LA PATRIA, que anidó y concreto mis iniciales sueños, como profesional de los medios.
Como nos cambia la vida. ¡Felices 100 años!
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