El gol en contra, al comienzo, complicó el asunto. Pelota perdida en el área, sin marcas firmes y soledad para el anotador ¿dónde estaba Mosquera? La lluvia alteró los planes.
Pelota húmeda, campo liso y pocos disparos fuera del área para exigir al rival. Ovelar, el mejor. Como los de antes: Palavecino, Barreto, Lobo Fischer, Galván…
Estacio llegó tarde. Fue básico en la recuperación. Por lo menos buscó el arco, precedido de habilidad.
Demasiados toques, en casos buena elaboración, pero sin gol. Diez ocasiones en dos partidos, claras, sin ejecutorias contundentes.
El fútbol sin botella de Londoño, en nada. Futbolistas refuerzo sin exhibir habilidades, bajos de forma, y Galli sin aparecer.
El desespero conduce al ollazo. ¡Sálvese quien pueda! El único, medido, con precisión, Ovelar, lo convirtió en gol.
No son dos puntos más, son cuatro menos.
La combatividad, argumento de los entrenadores, no es excusa, cuando la necesidad es el gol… y con el triunfo.
Es mi verdad sobre el partido. ¿Cuál es la tuya?
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