La escritora Mary Shelley se hizo famosa con una de sus obras:”Frankenstein”. En ella cuenta el experimento de un científico que desea fabricar un súper hombre desde el laboratorio; para ello utiliza partes de cadáveres que va uniendo hasta lograr que se levante un gigantón que al principio es cálido y obediente pero que con el tiempo resulta violento, vengativo, solitario y se convierte en el terror de todos ya que empieza a asesinar a quien le parece opositor.
Alguien ha notado que parece que este monstruo creado en laboratorio ha revido y en el virus del covid-19 que comenzó parece ser que en un laboratorio, se convirtió en algo incontrolable, que está matando por doquier sembrando pánico, inseguridad y rabia. Parece ser que este virus entró en una etapa de descontrol, que se salió de las manos a sus creadores y como sombra fatídica va llenando todos los espacios del planeta. 
Comentaristas de la novela citada hacen ver que es como una metáfora del niño sin madre que al no encontrar afecto seguro sino burla, soledad y desprecio acaba convirtiéndose en matón, sin ley, con odio en su corazón; es verdad que parte de quienes caen en delincuencia son niños o jóvenes sin madre, sin padre, sin hogar, sin seguridad alguna, sin afecto cercano y cierto. 
Nació Frankenstein como fruto de una tecnología incontrolada, mal planeada, una máquina sin alma, sin corazón, sin familia, sin humanidad; no es difícil ver que una corriente de malestar y violencia en el mundo nace de un manejo incontrolado o mal controlado por estar en manos corruptas, asesinas, indolentes, sin afecto alguno a los más necesitados de la tierra .
A cada uno le puede suceder también: unir sucesos, amistades, aventuras, malos pasos, hechos de locura, consumos exagerados de alimentos, estupefacientes y sitios extraños y dañinos a la cordura humana: el resultado puede ser no construir la felicidad que Dios quiere para cada uno sino un monstruo devorador, destructor, asesino que mata toda esperanza y horizonte recto y veraz.
¿Tiene algo de realismo decir que hemos revivido a Franknstein?; tal vez estamos descontrolados y muy divididos; bueno será leer la carta del papa Francisco: “Todos hermanos “....un buen manual para construir vidas.