Se cuenta que una mañana en un apacible lago y en una sencilla barca descansaba el gran director de cine Cecil B. De Mille después de alcanzar los inmensos triunfos con la película “Los diez mandamientos”; hacía memoria en especial de la espectacular escena del paso del Mar Rojo, despliegue de altísima técnica en aquellos años.
Observó que a un lado de la barca un pequeño montículo empezó a agitarse y de repente se rasgó y brotó un ser viviente de ojos inmensos, de destellos multicolores y desplegando unas alas empezó un veloz vuelo: había nacido la belleza de una libélula, pincelada vital.
Al tocar el montículo este se hizo pedazos; De Mille exclamó emocionado: He aquí una tumba de la cual brotó una hermosa vida tan bella como la más elaborada escena del cine.
Me parece que se puede aplicar a nuestro momento, estamos como encerrados en desespero y ansiedad, pero creemos que brotará de nuevo la vida en su esplendor habiendo aprendido mucho que el amor, la vida familiar, la solidaridad, la fe superan con mucho a las prioridades dadas al dinero, al mando opresor, al desprecio a sectores de la humanidad.
Me gustó la anotación que el papa Francisco hizo en Pentecostés sobre tres actitudes de moda hoy, pero dañinas a la renovación existencial que va brotando; dijo el papa que el narcisismo, el victimismo y el pesimismo son martillazos destructores e impedimentos en la vida de la fe.
Narcisista es aquel que se mira en el espejo de su ego y solo piensa en su bienestar y caprichos a veces tontos; victimista es aquel que todo lo toma contra sí, que siempre está frustrado, que solo sabe de protesta pero nada de propuestas, que mira la vida como un cadalso; pesimista es aquel que todo lo toma como fracaso, que todo va hacia una fosa, que no tiene más panorama que un telón oscuro y frío.
Es verdad que este momento no es fácil de enfrentar, sobre todo porque hay novedades destructoras, normas discutibles, situaciones insólitas y nunca dadas. Con mayor razón debemos creer en la fuerza creadora, en la renovación, en las luces que Dios da para continuar y ...avanzar como una libélula... sin virus.