El 23 de octubre de 1940 nació Edson Arantes do Nascimiento en Brasil, quien para muchos es la mayor personalidad del fútbol en el mundo y en la historia de este deporte.
En Argentina son "pibes" los jovenzuelos y en Brasil son "pelés": por ello Edson fue llamado Pelé cuando pisó las canchas ya que de tan solo quince años era parte de la nómina juvenil del equipo Santos Carioca.
Desde muy niño empezó a deslumbrar en las canchas cuando turnaba el oficio de lustrabotas con los partidos de amigos con la pelota de trapo; a los diecisiete años fue llamado a la selección de fútbol del Brasil, país potencia en este deporte de multitudes que se ha dejado picar de la violencia y los desmanes.
En 1958, sin cumplir los dieciocho años fue llevado al mundial de fútbol de Suecia; en un momento dado entró a la cancha para ser remplazo de un admirado jurador y ese día todo el mundo exclamó: ha nacido un nuevo astro del fútbol.
En efecto: versátil, ágil, saltarín, veloz, astuto, con sentido de equipo, con animosidad permanente y alegría contagiosa; hizo del fútbol un ballet, un juego de agilidad e inteligencia más que de fuerza, una fantasía de sorpresas, una mirada al arco rival; el fútbol se vistió de fiesta por su alegría y de frak por su elegancia y caballerosidad.
Pronto fue llamado "la perla negra" o "el rey": sencillo, todo un maestro, un caballero dentro y fuera de la cancha; un día quiso llevar el fútbol a los Estados Unidos donde el béisbol es el deporte favorito y logró prender el entusiasmo en Norteamérica con su equipo "Cosmos".
Se dice que llegó a más de mil goles; hoy nuevas figuras se acercan a su talla pero personalmente considero que la sencillez, alegría, limpieza en el juego, altura de cortesía dentro y fuera de la cancha, ausencia de escándalos o hechos disonantes, ausencia en el mundo de la droga o mal uso del dinero, familia fiel y segura, todo ello lo mantiene en gran altura en el escalafón mundial de la historia del deporte.
Qué bueno fuera volver a ver fraternidad, alegría, agilidad, jugadas de conjunto, más juego adelante, cordura en el ganar o perder, herencia que nos deja este hombre hoy en su cumpleaños número setenta y nueve.
Necesitamos "pibes y pelés" ensamblados así.