El pequeño aparece en el corredor con las gafas, el saco del papá que le queda inmenso y sus zapatos que mueve con dificultad; atrás aparece la niña con el sombrero, el chal, la cartera y zapatos de mamá y hasta los labios pintados: todos comentan se ven divinos, graciosos, tiernos y los abrazos y aplausos no se hacen esperar; papá y mamá se sienten orgullosos y felices.
En Navidad aparece algo semejante: Dios se reviste de piel, músculos y huesos de la raza humana, toma esta naturaleza nuestra, se encarna y como dice San Ireneo “Dios se hace hombre... para que el hombre se haga Dios”, divino, feliz, en plenitud.
Navidad es este regalo: Dios ha resuelto cubrirse de nuestra piel con todas sus consecuencias, hacerse uno de nosotros en Jesús de Nazaret a ver si aprendemos a ser de verdad hijos del Padre, constructores del Reino de Dios en esta tierra; con razón cantamos, iluminamos nuestro entorno, limpiamos nuestro interior, quitamos vicios y pesos muertos, preparamos una vez más nuestra vida para tan magno acontecimiento.
El sabio y místico Teilhard de Chardin anotó: “la esencia del cristianismo consiste el plantear este problema y responder a él: el Verbo encarnado, nuestro Señor Jesucristo”; en Jesús nacido en Belén, crecido en Nazaret, caminante del amor, entregado a pasión y cruz y resucitado para siempre, Dios ha realizado su gran proyecto para el hombre llamado a ser feliz para siempre.
El pensador Figges anota al respecto: “que Dios es grande como lo enseñan todas las religiones es verdad casi natural; que Dios es pequeño y asumió nuestra humanidad fue la verdad que Jesús enseñó al hombre”. Por ello no es fantasía ni irrespeto anotar que “un Cristiano es un Jesucristo que vive en la tierra “ como dice J.J Olier.
Boff resumiendo el don de la Encarnación exclama: “humano así... sólo puede ser Dios mismo”; para el ser humano tener la piel y el cuerpo que tomó Dios en Jesús es un don, un bien, un gozo; esta piel que me cubre es un regalo que me hace existente concreto con huellas digitales únicas, con características que me hacen vivir la pletórica aventura de existir.
Navidad nos invita a abrir los ojos y enrutar la existencia en la grandeza a pesar de pestes y pandemias, virus y miedos; Benedicto XVI anotó: “si el ser humano sólo confía en lo que ven sus ojos, en realidad está ciego”.
Feliz Navidad es captar que tener mi piel y mi cuerpo es nacer de nuevo para continuar como el pequeño que luce el vestido de papá: soy divino por Él.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015