El periodista de Lusiana Rod Dreher al contemplar lo que él llama la “escasa presencia del cristianismo en Norteamérica” ha publicado un libro que en el pensar de algunos, por ejemplo “The New York Times” es el libro de tema religioso más discutido e importante de la década”.
En efecto el libro: “la opción benedictina: una estrategia para los cristianos en una nación postcristiana” ha abierto un amplio debate cultural y pastoral. Rod propone imitar a San Benito de Nursia, es decir abandonar la vida pública, crear comunidades cerradas (estilo condominios) y refugiarse en ellas para poder sostener la Fe, ya que “la continua participación plena en la sociedad dominante no es posible para aquellos que quieren vivir una vida de virtud”.
Es la invitación a formar “monasterios laicos” de autoabastecimiento en todo sentido sin exponerse al monstruo de un capitalismo o liberalismo que absorbe y materializa la existencia alejándola del evangelio; frente a esto algunos comentaristas han anotado: “pero... es realmente lo que debe hacer un católico hoy?”.
La revista “América Magazine” aporta su comentario: “aunque los cristianos puedan estar preocupados por su presencia presente y futura en la sociedad occidental, ahí es donde están llamados a estar presentes y aunque puede haber un riesgo existencial en la participación de una cultura hostil, están llamados a asumir ese riesgo”.
Habría que añadir además que frente a todo esto el papa Francisco ofrece una hoja de ruta totalmente diferente para el compromiso: se trata más bien de avanzar con alegría y canalizar las iniciativas hacia la evangelización no hacia la autoconservación.
Hace apenas unos días que nos dejó el papa en Colombia una palabra de aquellas que él acostumbra soltar en primicia idiomática con sello de Evangelio: en Bogotá en una de sus intervenciones anotó: se requieren callejeros de la Fe, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra”.
“Callejear” es una de esas palabras que el papa ha lanzado como “primerear” para señalar la osadía de entrar a situaciones inéditas, nuevas, nunca antes vividas como el ámbito de la comunicación social con sus celulares, computadores y otros medios virtuales.
Callejear para el papa es la invitación que se nos hace a ir por todo el mundo gozando con nuestra Fe en Cristo resucitado y mostrando el nuevo estilo de vida que de Él emerge, la santidad, es decir vivir en el estilo de Jesús de Nazareth en toda ocasión. Necesitamos sin duda monasterios de intimidad, pero también callejeros de la Fe.
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