Como médica, sé que en temas de salud es contraproducente el sensacionalismo y las opiniones que generan pánico entre una sociedad atemorizada, y menos cuando se busca obtener con ellas ganancias políticas.
Por eso, me han parecido desacertados los pronunciamientos que se han hecho en las redes sociales en las cuales se expresan dudas sobre la eficacia de las vacunas contra el covid 19, ante la presencia en el país de la variante Delta del coronavirus, ya que este tipo de expresiones pueden calar entre quienes, por diferentes motivos, han estado renuentes a vacunarse.
Una reciente encuesta del Dane reveló que entre los colombianos que aún no están inmunizados contra el virus, uno de cada cinco dice que rechazaría la dosis. De acuerdo al estudio, las personas escépticas a la efectividad de la vacuna pertenecen en su mayoría a niveles bajos de pobreza y educación y tiene mayor edad. En consecuencia, son quienes más fácilmente pueden caer en la desinformación.
Debemos entender que la variante Delta es como todas las otras variantes ya aparecidas y las que están por aparecer. En ese sentido, las vacunas no pueden tener cobertura universal, pero son indispensables. Estos inmunizadores contra el covid no cubren de la misma manera todas las variantes que aparezcan; ni siquiera protegen 100% contra la variante para la que fueron creadas.
Esto se debe a que la protección de las vacunas no necesariamente depende del virus, sino de la respuesta inmunológica que, en cada cuerpo, se comporta de manera diferente frente al covid, ante una gripe o cualquier otra infección. Sin embargo, entre la comunidad científica el concepto sobre las vacunas es que, a pesar de tener niveles variables de protección, éstas protegen y eso es lo importante.
Ante este panorama y después de la tormenta desatada por esta desafortunada polémica, lo importante es sacar las lecciones que nos deja. Entre ellas, tener conciencia respecto a la responsabilidad que recae sobre quienes tienen el poder de influir en la opinión pública para debatir temas tan sensibles como los que comprometen la salud pública. Muchos más quienes pretenden, desde el ejecutivo o el legislativo, llevar las riendas del país. Ellos, más que nadie, deben abordar este tipo de temas basados en la evidencia científica y teniendo en cuenta las implicaciones sanitarias, sociales y económicas que conlleva.
Por otra parte, el Gobierno debe poner el foco sobre ese grupo de escépticos que hay en entre los colombianos, para convencerlos de los aspectos positivos que ofrece el Plan Nacional de Vacunación y la estrategia general que ha liderado para combatir el virus. El ejemplo de los jóvenes entre 25 y los 29 años que ya han asistido en masa a vacunarse, puede ser una buena motivación para que otros también lo hagan.
Mientras algunos debaten sobre si la vacuna sirve o no, lo cierto es que los retos frente a la vacunación en Colombia aún son grandes y no puede haber cabida para el escepticismo o la especulación con cálculo político. En lo personal, invito a todos a vacunarse. Sólo de este modo podremos hacerle frente al virus y recuperarnos de las graves consecuencias sociales y económicas a que nos ha sometido.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015