En el año 1974 la Universidad Nacional y la Alcaldía de Manizales emprendieron un estudio juicioso que diseñaría el modelo a futuro de esta ciudad construida en una montaña. Sus características principales eran dignas de una ciudad verde donde la preservación de las reservas naturales, la protección de ríos y cuencas hidrográficas que asegurarían el agua para nuestros hijos y nietos, el cuidado de los cientos de especies de aves, los bosques de niebla y un sin número de fauna y flora en vía de extinción eran una prioridad que ahora está quedando en el pasado, estamos destruyendo esta historia.
Las decisiones erradas de pasadas administraciones han ido sacado a Manizales de las vías de acceso, nos han encerrado en una carrera de construcción acelerada hacia el norte de la ciudad donde ha primado la densificación, y el modelo de ciudad que pretende que todos vivamos cerca al centro de las ciudades en unas “casitas de fósforos” supremamente costosas, donde el metro cuadrado de tierra lo fijan los constructores a su antojo.
La historia más reciente de decisiones erradas fue en el año 2003, cuando el alcalde de la época Néstor Eugenio Ramírez solicita al Concejo Municipal una modificación al Plan de Ordenamiento Territorial aprobado en el año 2001, para cambiar el uso de suelos de la finca La Aurora (contiguo a la Reserva de Río Blanco) de carácter rural, a urbano, cuyo propietario Jorge Alberto Vélez Jaramillo fungía para esa fecha como gerente de Aguas de Manizales, empresa que certifica que hasta allá (finca La Aurora) llegarían los servicios de acueducto y alcantarillado.
Para sorpresa nuestra, Vélez Jaramillo también hizo parte del consejo directivo de Corpocaldas, entidad que concertó el Plan Parcial en asuntos eminentemente ambientales con la Alcaldía de Manizales el 8 de mayo del año 2015. Vélez Jaramillo, quién pertenecía al consejo directivo desde del 17 de enero del año 2012, presenta su renuncia el 21 de febrero del 2017, año en curso. Actualmente en estos predios se espera la licencia de construcción para iniciar con el proyecto denominado “Biociudadela Tierra Viva” que estará a cargo de CFC (Constructora Felipe Calderón) y Vélez Uribe Ingeniería S.A. empresa que aportó los lotes para la construcción.
Como si fuera poco, en el proyecto de acuerdo 573 del 24 de diciembre de 2003, donde el alcalde Néstor Eugenio Ramírez solicita al Concejo Municipal modificar el POT acordado en el año 2001, le pide al concejo en “un articulito”, el Artículo 47, Facultades pro tempore: “Facúltese al Alcalde, por el término de la vigencia del Plan de Ordenamiento Territorial, para que actualice, ajuste y modifique la cartografía y las variables temáticas del suelo, del contenido urbano y rural”. Como si se tratara de una práctica común que se inmortalizara en el tiempo, el alcalde una vez más contó con plena libertad y sin un control político efectivo para tomar una de las decisiones más importantes de ciudad. A pesar de la controversia, el proyecto sigue más vivo que nunca.
Tanto la polémica que rodea todo el proyecto de urbanización La Aurora, contiguo a la reserva de Río Blanco, como las pérdidas humanas y materiales generadas por las fuertes lluvias que azotan la ciudad tienen un elemento en común: El Plan de Ordenamiento Territorial, que debe encargarse de preservar ante todo la vida humana, y de convertir el río oscuro, en río blanco.
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