El desarrollo de las ciudades modernas depende de la excelente planeación urbana, característica fundamental para el crecimiento organizado, la economía estable, y la calidad de vida de los ciudadanos. Hace algunos meses, se viene debatiendo en el Concejo de Manizales el Plan de Ordenamiento Territorial, que ha tenido variaciones estructurales con el cambio de gobierno. 
Uno de los más representativos, era la propuesta de convertir el uso de suelos de 22 hectáreas aledañas a la Zona Industrial, para que de ser rurales pasaran a ser mixtas, lo que quiere decir, que de haberse aprobado esta propuesta, allí ya no solo habría ganadería, frutales, sembrados, casas de campo, sino que también podría construirse vivienda de interés social, talleres, algunas fábricas, iglesias y un numeroso comercio informal. El problema de las zonas mixtas es que no tienen un carácter definido y en ellas se encuentran sectores residenciales, industriales y barrios obreros.
La experiencia local y mundial nos ha demostrado como estos barrios obreros van en deterioro de las condiciones de vida, especialmente con unas circunstancias de vivienda muy precarias. Pogolotti, el primer barrio obrero cubano construido a principios del siglo XX permitió asociar la vivienda cerca a los lugares de trabajo en los sectores industriales; una experiencia similar a la que vivió Jamundí, Valle; Soacha, Cundinamarca, o para no ir muy lejos, el Alta Suiza en Manizales, donde alrededor de fábricas como Mabe y Celema, se permitieron numerosos proyectos de vivienda. 
Según la organización mundial de la salud, para zonas de uso comercial el máximo de decibeles de ruido permitidos es de 70 en el día, y de 55 en la noche, ahora, para las zonas industriales se estipula un máximo permitido de 75 decibeles (en el día y en la noche), que con un esfuerzo muy grande las industrias hoy alcanzan a cumplir. Por otra parte, en el más reciente informe de calidad de vida de Manizales Cómo Vamos, el 34% de los manizaleños han manifestado que los altos niveles de ruido son una de las principales problemáticas ambientales para los ciudadanos. ¿A quién le gustaría vivir al lado de troqueladoras, pitos de los montacargas reversando, un compresor de aire, las voces de operarios y transportadores en los patios de carga, sumado al poderoso ruido de las máquinas industriales? Recordemos que una de las tácticas de guerra del ejército Nazi en la segunda guerra mundial, era someter a los altos niveles de exposición de ruido a sus adversarios para enloquecerlos.
En el informe también se establece que Manizales es una de las ciudades de Colombia donde existe una probabilidad mayor de morir por infecciones respiratorias respecto a las otras ciudades, donde además seguimos ocupando los primeros puestos en el país por ser una de las ciudades con el aire más contaminado por encima de Bogotá, argumento por el cual, haber permitido la construcción de vivienda en esta Zona Industrial, hubiese sido un grave error que iría en deterioro de la calidad de vida de los manizaleños, no solo por la emisión de gases y smog que expulsan estas fábricas, sino también porque cada una de ellas tiene unas PTAR (Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales) que durante el proceso de limpieza del agua generan lodos con unos olores muy fuertes y desagradables.
Finalmente, acertada decisión de retirar del borrador del POT esa propuesta que no solo iría en contravía de la calidad de vida de los ciudadanos, sino de la industria manizaleña, de toda una ciudad y de un departamento que ha logrado posicionarse en los primeros lugares de competitividad en el ranking nacional, según el Consejo Privado de Competitividad, ocupando el segundo lugar en Medio Ambiente y tercer lugar en el país por innovación y dinámica empresarial.
El Plan de Ordenamiento Territorial será la carta de navegación, desarrollo y visión, que definirá el futuro de Manizales; estaremos atentos a defender el interés general por encima de cualquier interés particular que tengan en este debate.