un Nicanor Restrepo-Santamaría (1941-2015)! Ante todo, nos faltan gestores de paz, practicantes y comprometidos con sentido altruista. Padecemos procesos de violencia desde los orígenes de la República, con problemas de la tierra, la inequidad, las polarizaciones, la altisonancia pública en términos de odio y de venganza. Y tuvimos la oportunidad reciente en un proceso de diálogo con la insurrección armada más antigua para solucionar la guerra interna, de tantas variables y procedencias, hacia una paz estable y duradera, aunque imperfecta. El Acuerdo al que se llegó polarizó el país, el Sí y el No. Propaganda de mentiras sembró el sendero con minas de palabrería. Persistimos en la dificultad de comprender la necesidad de utilizar los argumentos en el diálogo para concertar maneras de unirnos en lo fundamental e ir adelante por el bien de todos, aclimatando el respeto en las diferencias.
Los caminos no son fáciles, sinembargo tuvimos gestores que se la jugaron toda para encontrar términos de conciliación, con el fin de ahorrar vidas, tan dignas y significativas, y dispensar mejor futuro para las nuevas generaciones, con campo abonado para el estudio, el trabajo, la equidad, el desarrollo humano integral. Y las cosas como están no dan a pensar que haya voluntad política por consolidar y avanzar en el proceso.
Gestores de paz hemos tenido del talento y el talante de Humberto de la Calle, Sergio Jaramillo y Nicanor Restrepo. Éste, dirigente empresarial, de alta formación intelectual y académica, que desde la época de Belisario Betancur prestó su concurso en los diálogos con diversos grupos de la insurrección, bajo el sostenido criterio de trabajar con dedicación y entereza hacia una solución política negociada del conflicto armado. El liderazgo de Restrepo-Santamaría estuvo sometido a toda prueba. En Antioquia por años fue el centro de pensamiento conductor en el aglutinamiento de empresas y en la vida académica, con sana influencia política con discreción y altura. A él se debe la fortaleza del llamado “sindicato antioqueño”, que devino GEA (“Grupo Empresarial Antioqueño”), con 177 empresas que representan el 10% de la economía nacional, y la Universidad EAFIT, entre otras realizaciones institucionales. Comprometido con la educación pública, formado en la Universidad Nacional de Medellín, a la cual también sirvió como docente y motivador en tesis de maestría y doctorado. Gestor y presidente de la “Fundación Empresarios por la Educación” y de otras ONG como “Proantioquia”, por región más competitiva y equitativa en lo social; la “Fundación Incluir”, para generar trabajo a personas con discapacidad, desplazados y mujeres cabeza de familia; la “Fundación Ideas para la Paz”, etc.
Conocedor de los problemas del campo, pues recorrió palmo a palmo el país cuando de joven tuvo altos desempeños en la “Caja de Crédito Agrario”, y conservó hasta el final la actualidad en el conocimiento del tema, con escrituras reveladoras, como en la presentación que hizo, en agosto de 2014, del libro “La cuestión agraria: tierra y posconflicto en Colombia” (J. Retrepo y A. Bernal, Bogotá 2014), donde enfatizó, con los autores, el riesgo de reducir políticas necesarias, ejecutadas en el gobierno Santos, para la economía agraria, con legitimidad en la propiedad rural y su modernización.
El tema de los procesos de paz lo trata Restrepo-Santamaría en su libro “Derecho a la esperanza” (Ed. Comfama, Medellín 2018), con epígrafe de su autor de cabecera, Honoré de Balzac (“Pertenezco a ese partido de oposición que es la vida”), con amplio y detallado prólogo de Alonso Salazar, completa semblanza. En el libro se ocupa con magistral síntesis de los antecedentes del conflicto armado, o guerra interna, con detalles históricos de los intentos y logros en la solución política negociada, con detalles relativos a las causas y enlaces de financiación, y los compromisos con el “Derecho Internacional Humanitario”. Además, en el libro se incorporan sus conferencias en la Escuela de Minas (UN-Medellín, 2013), en acto de graduación, y la impartida en la Universidad de Caldas (2014) con el tema “Retrospectivas de paz en Colombia y perspectivas futuras”. Da noticia de los antecedentes históricos del conflicto y de los acuerdos alcanzados, por ejemplo el de 1953, con la desmovilización de las guerrillas liberales, y del “Frente Nacional” (1958).
Refiere 13 agrupaciones insurrectas surgidas en el período 1964 a 1993, con la fatídica actitud del Estado de dar respuesta exclusivamente militar entre 1954 y 1982, cuando llega el presidente Belisario Betancur y se ocupa de examinar las causas de la violencia y las maneras de abordar soluciones políticas. Desde entonces Nicanor Restrepo estuvo vinculado a esos diálogos, en los calificados y comprometidos equipos integrados por los gobiernos, incluidos los más recientes en el gobierno de Juan-Manuel Santos.
Relaciona la experiencia en el proceso de paz de Betancur, en ocho puntos, entre los cuales están: lo posible de la solución política negociada al conflicto armado; lo vigente del diálogo; lo imposible de reconocer legitimidad a movimientos políticos amparados en las armas y la violencia. Como punto final anota la oposición existente a las soluciones políticas, que en casos hacen rentable el conflicto, y en otros por considerar que solo debe alcanzarse una victoria militar con rendición de las fuerzas de insurgencia.
Muere el 14 de marzo de 2015, y deja en Colombia un gran vacío.
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