Los sistemas de enseñanza-aprendizaje suelen ser siempre polémicos. Hay escuelas, tendencias y hasta sectas. Pero el propósito siempre ha de ser que la persona aprenda a aprender, con autonomía. La tradición sigue palpitando en el aula, con aperturas que despiertan obvias inquietudes en los medios digitales. Por lo pronto sigue siendo preponderante la figura actuante del docente, del profesor, del maestro, con más eficacia si se trata de verdaderos motivadores por el conocimiento entre los alumnos, forjadores de entusiasmo y de esperanza, con formación en la disciplina que impartan y en lo deseable con lecturas múltiples en su haber.
Cada uno de nosotros recordaremos a pocos de nuestros profesores, en tanto nos hayan marcado en los propios derroteros de vida. En mi caso dispongo de reconocimiento y gratitud por la señorita Margarita (quien devino Margoth Gómez de Hurtado), la de mis primeras letras en la Escuela Santander, por Bernardo Trejos-Arcila, humanista de los más variados saberes en el Instituto Universitario de Caldas y en la Escuela de Filosofía de la Universidad de Caldas, por otros en la UN (Rodrigo Arango, Jorge Manrique, Armando Chaves, Alfredo y Julio Robledo) y por José Antonio Jiménez-Salas, de la Real Academia de Ciencias de España, en la Fundación-Instituto Agustín de Betancourt (Universidad Politécnica de Madrid). Es decir, son cualidades deseadas en los maestros que no suelen ser de los casos generales. Las singularidades imponen reconocimientos, desde Sócrates, Confucio, Comenius y Montaigne con la premisa del diálogo, la conversación como medio de exploración de preguntas y de respuestas, de razones y sentidos. Pero con un liderazgo motivador y entusiasta que será el del docente.
Con estas consideraciones marco quiero resaltar la personalidad y la obra de docente-profesor-maestro, del Ingeniero Civil y Médico Cirujano, Julio-Enrique Aldana. Persona con voluntad continua de superación, al sortear dificultades sin falta, que lo llevó a formarse profesionalmente en esas dos carreras. A la vez que era alumno universitario ejercía como docente en colegios de bachillerato en las áreas de Aritmética analítica, Álgebra, Geometría, Trigonometría, Cálculos diferencial e integral y Física, con singular impacto en su alumnado que sigue mencionándolo con recuerdo grato por las clases vibrantes que conducía, en lenguaje cultivado y sencillo, apoyado en elementos comprensivos de rica imaginación para que se tomara atención e interés en los temas que se impartían.
Hizo de las dos profesiones un ejercicio armónico. Se desempeñó como director de hospital en una población caldense, donde asumió tareas ingenieriles en la restauración locativa y en la parte médica organizó procesos, capacitó personal y alcanzó el buen servicio a la comunidad, con austeridad y eficiencia. Un ejemplo mayor de funcionario público. Siendo alumno del programa de Medicina en la Universidad de Caldas fue designado para ofrecer un curso que relacionara la Física con los diferentes órganos externos del ser humano, con elaboración de un texto guía. Y con aplicaciones de sus conocimientos en la hidráulica para explicar la manera como se comportan diversos fluidos en el organismo.
Ávido lector en campos de la literatura, la sociología, la historia, la antropología y de la ciencia, con énfasis en sus disciplinas físico-matemáticas y médicas. Conversador ameno, de lúcida memoria, con capacidad ejercida de correlacionar temas, encontrando en ocasiones nexos que antes no habían sido pensados. En los años más recientes, después de pensionarse en cargo departamental para el conocimiento y control en el consumo de estupefacientes, se ha desempeñado como docente, en especial en el campo de la Fisiología, en el programa de Medicina en la Universidad de Manizales.
En el libro “Ciencia y Humanismo - ¡50 años de la Revista Aleph!” (2016) se publicó singular trabajo suyo con el tema “Geometría fractal. Relación con estructuras en el cuerpo humano”. Donde demuestra capacidad de estudio y actualización en temas complejos.
Se trata de una persona de alta formación académica e intelectual, sin aspavientos en sus desempeños formales, con trayectoria de servicio notorio a la comunidad, en la educación, lugar preciado para el mejoramiento continuo de la condición humana, con apego incesante al estudio, a la lectura, al diálogo del compartir y al trabajo honrado.
Quieran los dioses del Olimpo preservarlo con salud y bienestar.
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