Dicen en algunas regiones de Venezuela que “zaperoco” no es una pelea en sí. Es más bien su ya casi, su ya viene, su provocación. La coba, como decimos.
El Pacto de Reactivación fue presentado así por el alcalde de Manizales: como un zaperoco. Una coba para sí y para sus críticos. Un pulso de todos contra algunos pocos, con el que creyó poder ganar fuerza en la pelea que venía con el Concejo y sus críticos.
Ante esto, la actitud crítica más deseable es la de salvar del zaperoco a las discusiones de ciudad. Hablar de reactivación (urbana y económica) sin necesidad de ningún pulso. En el Concejo, por ejemplo, esta semana la voz ciudadana y gremial sirvió para mostrar la necesidad de bajar la marea de la coba y decantar las discusiones. 
Acá hay algunas visiones de este columnista. Todas subjetivas y debatibles, aunque en la búsqueda honesta de hacer discusión por fuera del pulso.
Primero, el Pacto lo que busca en realidad es la aceleración del plan de obras que ya tenía planeado la ciudad. En general son proyectos pensados por el POT, el Plan Maestro de Movilidad y el Plan de Desarrollo. Se evitaron las invenciones de rueda a última hora.
Puede que con cambios, pero son obras que se han madurado durante al menos las últimas tres administraciones, más allá de sus colores. Al alcalde le costará reclamarlas como iniciativas del todo suyas y a sus opositores les costará hacerlas ver como ocurrencias. Esto habla bien de una ciudad que aprende a ser coherente con sus instrumentos de planeación y con su visión de mediano y largo plazo.
Segundo, la Alcaldía ha fallado en el manejo de la información técnica. De los 18 proyectos propuestos, 11 están en fase III, 1 en fase II (el cable aéreo), 3 en fase I. Aún así, el gobierno ha sido confuso en la presentación: dificultades de algunos sectores al acceder a los estudios, datos desacertados en exposiciones de motivos y en declaraciones.
De otro lado, al gobierno le va cogiendo la tarde para hablar en detalle, en sus propias experticias, con los sectores más técnicos (transportadores, ingenieros). Su estrategia ha preferido un consenso con relaciones públicas e información parcial. Ese consenso es fácil pero se desbarata igual de fácil. Se hagan o no, es posible que con la información completa estos proyectos nunca salgan del disenso, pero al menos sabremos en qué no estamos de acuerdo.
Tercero, sobre la tercera línea del cable aéreo todavía hay gente que el gobierno no convence de su sostenibilidad. Parece una desconfianza por inercia, causada por lo que ha sido la suerte de las líneas actuales y de la misma Asociación Cable Aéreo, con varias denuncias penales encima.
Por otra parte, al no lograr apoyos del gobierno nacional, el proyecto está supeditado a que el municipio se endeude. Así, además de la preocupación por cumplir con esa obligación financiera, quedan otras dudas. ¿Esta deuda impide que la línea sea la contrapartida en el negocio con la nación para el sistema integrado de transporte (SITP)? ¿Por qué no apostarle primero a ese SITP? El gobierno va a tener que explicar más.
Cuarto, el proyecto del Parque Central Universitario busca promover la movilidad peatonal y en bicicleta. Tiene respaldo en lo avanzado durante los últimos años. Para el POT y el Plan Maestro de Movilidad, el centro, la avenida Santander y sus aledaños son los corredores de mayor potencial para la caminata y la bicicleta. Por tres premisas: su baja pendiente (se facilita caminar y pedalear en lo plano), su acceso a equipamientos de la ciudad (se camina y se pedalea donde están el comercio y las instituciones) y su uso actual (allí la mayoría de viajes son a pie).
En su diseño, busca mejorar indicadores de competitividad y de calidad de vida: movilidad sostenible, seguridad vial, espacio público y calidad del aire. Más que un proyecto de movilidad es un proyecto de salud pública, que espera disminuir afectaciones por siniestros viales, por enfermedades respiratorias, cardiovasculares y mentales.
Ahora bien, el sector transportador y de ingeniería pide detalles técnicos que den garantías. Que el espacio vial y predial alcance. Que la disminución de los carriles críticos sea de largo plazo y concertados con el SITP. Y que todos los modos de transporte tengan el mismo derecho a lo mejor de la ciudad.