Sin lugar a dudas el banco del departamento es la Industria Licorera de Caldas.  A principios del siglo esta industria empezó a presentar unos estados financieros deplorables, que amenazaban la quiebra y el cierre de la empresa. Esta entidad, que en sus buenas épocas del siglo pasado le transfería al Departamento una cifra de dinero muy importante, en el año 2013 perdió plata y hasta se llegó a especular  que muy probablemente la Gobernación tendría que transferirle recursos  para su funcionamiento. 
En el año 2016 llegó a gerenciar la empresa Luis Roberto Rivas, quien le dio un vuelco total.  En 2015 la empresa dio unas utilidades de $2.700 millones y en el 2016 -cuando Luis Roberto llevaba apenas un año como gerente- la utilidad operacional fue de $47.500 millones y se espera que para finales de este año una cifra cercana a los $70 mil millones. 
Pero lo más importante son las transferencias a la Gobernación, que finalmente son la esencia de esta empresa.  Entre los años del 2012 al 2015, se transfirieron $7.700 millones, mientras que en el periodo del 2016 al 2019 fueron $100 mil millones. En el 2020, año de plena pandemia, la licorera le giró a la gobernación $22.000 millones y para el año 2021 espera girarle, también en medio de la pandemia, $48.000 millones. Cifras nada despreciables.  
Para tener este éxito en la gestión de la empresa han sido muchas las actividades que ha desplegado Luis Roberto en compañía de la junta directiva y de su equipo de colaboradores, -gestión que inclusive como cosa curiosa, han resaltado hasta los presidentes de los sindicatos que tiene la empresa-, siendo la más trascendental, la de abrir los mercados con el departamento de Antioquia.
Cuando se firmó el convenio de intercambio de licores con este departamento fueron muchas las críticas que en su momento se le hicieron, siendo la más fuerte la de que la licorera de Antioquia nos iba a arrasar. El paso del tiempo se encargó de demostrar cuan equivocados estaban sus críticos. Hoy en día el departamento de Antioquia es el mayor mercado de la licorera.  
Son muy pocas las empresas públicas en el país que le giran transferencias a los entes territoriales. La empresa pública que se destaca por girar utilidades son las Empresas Públicas de Medellín que le pasa anualmente más de un billón de pesos al municipio de Medellín. 
En cualquier momento una empresa, sea pública o privada, puede entrar en crisis, y así como en su momento le sucedió a la Licorera de Caldas, ahora el problema es para las Empresas Públicas de Medellín, a la que se le avizoran tiempos muy complicados, lo que entre otras cosas por su tamaño, puede afectar en alto grado al país.
No se sabe a ciencia cierta cuándo entrará a operar Hidroituango, lo que no solo está afectando las finanzas de EPM, sino que además está amenazando la seguridad energética del país.  Pero lo que es aún más complicado es el manejo que le está dando a la entidad el alcalde de Medellín.
La meta es que la represa empiece a operar el año entrante, pero todo depende de la voluntad del alcalde y todo parece indicar que poco le interesa que esto se llegue a dar.  Se ha dedicado a atacar e inculpar de las dificultades presentadas hasta ahora en el proyecto, a sus antecesores y aparentemente con un único interés de asegurar su futuro político. Claro está que también la Contraloría General de la Republica está ayudando mucho para complicar el futuro de la hidroeléctrica, pero eso es otro asunto. 
Es de alto riesgo para la economía del país que empresas de la importancia de EPM estén en manos de una sola persona. Esto sucede con las empresas públicas del país, que en la práctica están al vaivén de los mandatarios locales y departamentales. Se creía que con adoptar los gobiernos corporativos para las empresas públicas, éstas se podían blindar de malos manejos y de la politiquería, pero Daniel Quintero, alcalde de Medellín, se encargó de mostrar que eso no sirve para nada.