Los colombianos estamos muy preocupados por el alto ingreso que hemos tenido de venezolanos desde el año 2016. Es muy normal ver ciudadanos de ese país pidiendo plata o vendiendo diferentes productos en nuestras calles.
Es muy lamentable verlos en esta situación. Se dice que han llegado a salir de ese país más de cuatro millones de personas, más del 10% de la población, lo que sin lugar a dudas generaría un completo caos en cualquier país. Lo desafortunado es que es tan grave la crisis que se está viviendo en Venezuela, que el éxodo de sus ciudadanos es apenas un problema más.
Colombia ha sido un gran receptor de venezolanos, pero también lo han sido muchos otros países de Suramérica. La mayoría de los inmigrantes ingresan por los sitios normales de la frontera, pero también entran muchos por trochas, donde no hay ningún control por parte de las autoridades de los dos países. Recientemente Ecuador se unió a la decisión que tomaron hace unos cuantos meses Chile y Perú de restringir la entrada de venezolanos en sus países, medida que poco contribuye a aminorar sus dificultades.
Estas decisiones propician que cada vez se queden más venezolanos en Colombia y en el caso específico de Ecuador, hacen que los desplazados circulen por sitios inhóspitos y peligrosos lo que pone en alto riesgo la salud e inclusive la vida de los que están saliendo de Venezuela. 
La entrada a Colombia de quienes están huyendo es muy distinta a la que se da en los demás países sudamericanos -excepto Brasil-. La frontera entre los dos países es de 2.200 kilómetros, de modo que controlar el ingreso por parte de nuestro país es prácticamente imposible.
Hasta hace unos años era normal que los colombianos se fueran en búsqueda de trabajo a Venezuela. Este era un país mucho más rico y desarrollado que Colombia y aparentemente los colombianos podían conseguir más fácilmente trabajo que el que les podía ofrecer su país. Ante esta situación se dice que así como en su momento Venezuela recibió colombianos ahora nos toca a nosotros recibir venezolanos.
Hay que tener en cuenta que las condiciones son muy diferentes. Colombia no ha estado en una situación tan crítica como la que está viviendo Venezuela y además el número de colombianos que emigraron hacia ese país es muy inferior al número de venezolanos que han entrado a nuestro país y esta migración se dio en un lapso de tiempo mucho mayor. Sin embargo, tal como están las cosas, a los colombianos nos toca recibirlos y atenderlos, aunque en algunas oportunidades nos cueste mucho trabajo. No tenemos otra opción. 
Considero que medidas como la de vincularlos al sistema de seguridad social e inclusive el de darles nacionalidad a los niños de ese país que han llegado a Colombia, van por el camino apropiado. La crisis humanitaria de Venezuela es impresionante y lo mínimo que podemos hacer los colombianos es ser solidarios con ellos. Hay que tener en cuenta que muchos de los que han llegado son personas altamente capacitadas y con experiencia que pueden contribuir al crecimiento y desarrollo de nuestro país.

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Los gobernantes populistas se están regando por el mundo. Venezuela tuvo a su Chaves, que con Maduro se convirtió en una dictadura. Brasil tiene a Bolsonaro; USA al loco de Trump, México a otro loco, Amlo; Inglaterra a Boris Johnson. Son muchos los males que se presentan en los países gobernados por populistas, bien sea de derecha o de izquierda.
Lamentablemente, entre otras, con la presencia de estos personajes se perdieron las buenas maneras por parte de los gobernantes. Antes estos eran diplomáticos, respetuosos y amables. Chaves fue un gobernante grosero y atarbán y Trump tampoco lo hace mal, bien sea a través de trinos o personalmente no duda en atacar e injuriar, inclusive con malas palabras, a todo aquel que se le atraviese. Mal ejemplo el que se le está dando a la comunidad.