Es muy triste que en nuestro país el ir a ver los partidos de fútbol profesional no pueda ser un paseo familiar. Las denominadas barras bravas se encargaron de espantar a los aficionados de los estadios. Aunque el Gobierno nacional ha tratado de ponerles control a los que pertenecen a estas barras, en la realidad es muy poco lo que ha logrado.
Hace unos pocos días se jugó en nuestra ciudad un partido de fútbol entre Nacional y Once Caldas que románticamente el viceministro de Gobierno denominó como “el clásico de la convivencia” pretendiendo que pudieran asistir al estadio sin ningún problema y calmadamente los hinchas del Nacional y los del Once. Previamente se reunió el viceministro con las autoridades locales y los directivos de las barras para acordar un buen comportamiento. Lamentablemente las cosas no salieron como se esperaban.
Los directivos de las barras pusieron todo de su parte, lo mismo que las autoridades locales, lo que no se pudo prever es que una parte de los aficionados son unos desadaptados a los que poco les importan los compromisos que asuman sus compañeros directivos y las recomendaciones que les hagan las autoridades, por lo que la ciudad antes y después del partido vivió momentos de terror. Se dispusieron 700 policías para controlar el compromiso y los alrededores del estadio se militarizaron y con todo ese despliegue de seguridad se tuvieron 10 riñas entre aficionados y algunos transeúntes y vehículos que circulaban por las calles fueron atacados por los vándalos.
A ese partido asistieron 25.000 espectadores, asistencia que por los malos resultados que ha tenido el Once Caldas en sus juegos en los últimos años y especialmente en el presente semestre no se creía que se iba a volver a dar en nuestro estadio. Se dice que vinieron 105 buses de Medellín llenos de aficionados y el mayor número de asistentes al Palogrande fueron del Nacional, equipo que prácticamente jugó de local.
Al Gobierno nacional le quedó grande el control de las barras bravas. No está bien desde ningún punto de vista que los habitantes de una ciudad se tengan que encerrar en sus casas, muertos del miedo, por culpa de un partido de fútbol. Tampoco está bien que los hinchas que viajan de una ciudad a otra lo hagan subidos en los techos de los buses o sentados en las ventanas con medio cuerpo afuera y que estos sean escoltados por la Policía. Las normas de tránsito también deben ser cumplidas por estos personajes. Además, en su desplazamiento por las carreteras, aún con los policías acompañándolos, estos desadaptados son totalmente intimidatorios tanto para los que transitan en otros vehículos como para los que están caminando por las carreteras.
Como están las cosas la tal la convivencia entre las barras bravas, por el momento, no se va a dar. Falta mucho por hacer, entre otras, un verdadero compromiso de los dirigentes de los equipos en involucrarse en la solución del problema. Sin lugar a dudas lo mejor que puede hacer el gobierno es no permitir el ingreso de las barras bravas a los partidos mientras se toma una solución definitiva al mal comportamiento de estos.
* * *
El inicio de la presente temporada del campeonato de fútbol fue promocionado por los dirigentes del Once Caldas como “el regreso de la grandeza”. Nada más alejado de la realidad. Más bien, tal como están las cosas, es “la llegada a la vergüenza”. Los dirigentes creyeron que con la contratación de Maturana se iban a solucionar todos sus problemas. Maturana no es ni sombra de lo que fue. La presente ha sido la peor campaña en la historia reciente del Once. Lo más delicado es que los manizaleños estamos siendo unos espectadores pasivos -porque no podemos hacer nada- que estamos viendo como su equipo del alma se va para el descenso y nos vamos a quedar solo con la gloria y el recuerdo de un equipo que en una época llegó a ser campeón de América. Igualmente, estaremos observando como un inversionista que llegó como redentor, pierde una buena cifra de dinero.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015