La realidad del abuso sexual es una de las más duras que puede enfrentar un ser humano, quizás la peor, y en nuestro país abunda. Las estadísticas muestran que va en aumento y esto solo puede significar una cosa, este país está cada vez más enfermo.
Desde el punto de vista médico el abuso sexual infantil se define como “el contacto o interacción entre un menor y un adulto, en el que el menor es utilizado para la satisfacción sexual de un adulto o de terceros, desconociendo el desarrollo psicosexual del menor”.
Investigando para escribir este artículo tuve acceso a algunos testimonios de víctimas, que definen en sus propias palabras qué es el abuso. Una niña de 13 años lo describe con crudeza: “Es cuando mi papá me dice que me acueste a ver tele con él y me empieza a quitar la ropa, para meterme eso y me señala el veneno que le daría a mi mamá si yo le cuento”.
Si la víctima es muy pequeña ni siquiera comprende qué es lo que le está pasando y muchas veces las cosas suceden bajo la silenciosa complicidad de otros adultos que deberían estar protegiendo a ese menor, como narra otra víctima de 16 años: “Yo no logro entender qué tendría de sexy a los 6 años, que mi papá y un tío me violaban a cada rato, mi mamá se dio cuenta por una sífilis que me dio, pero ella solo me llevó al médico y nunca dijo, ni hizo nada más…”.
La verdad tengo que hacer un gran esfuerzo para seguir escribiendo, pues esta es una realidad que no me gusta enfrentar, hay demasiado dolor en ella, y la gran pregunta es ¿cómo sanar esta sociedad enferma para que no sucedan hechos tan dolorosos?
Pienso que el primer paso es admitir que tenemos un problema y es grande, yo no tengo la respuesta para solucionarlo, pienso que si algún día evolucionamos como humanidad, tal vez desaparezca, pero creo que la evolución es individual, cada quien debe hacer su tarea para elevar su nivel de conciencia, no es algo que se pueda hacer por otro, pero mientras tanto ¿qué podemos hacer?
Un primer paso es educar a nuestros niños para que se cuiden, esto es muy difícil cuando el abusador está en casa y es un adulto que pertenece al círculo de confianza de la niña o el niño. Como les dije al principio de este artículo muchos niños ni siquiera entienden qué les está pasando, pero en algún momento van a entender, entonces es importante que en los medios de comunicación, en las escuelas y colegios se les transmita el mensaje de no quedarse callados; el silencio es lo que permite que el abuso continúe.
En este sentido la argentina Ruth Hillar compuso una bella canción que les explica a los niños la diferencia entre un secreto “bueno” y un secreto “malo”: “Hay secretos chiquiticos que te invitan a jugar y hay secretos tan enormes que te vienen a asustar, (…) no se tienen que guardar los secretos que hacen mal”. Con estas sencillas palabras la cantautora transmite un mensaje que explica a los pequeños lo importante de contar lo que les está pasando y de buscar ayuda de alguien por quien se sientan protegidos, acá les dejo el enlace donde pueden escuchar la canción “Hay secretos” y compartirla. https://youtu.be/mPN484uZm2g
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