El asesinato de Juanita Correa Valencia, una joven de apenas 17 años nos tiene tristes en esta ciudad, no me puedo imaginar la magnitud del dolor que está sintiendo su familia, esperanzada y orgullosa de esa hija que, a tan corta edad, ya estaba estudiando su segundo semestre de medicina. Lo más impactante es que murió a manos de otro estudiante, compañero de vivienda y de universidad, un muchacho con reconocidas habilidades intelectuales; becado por su alto puntaje en las pruebas de Estado, pero toda esa inteligencia no le sirve de nada, pues hoy es un asesino que, para mayor ironía, estaba estudiando psicología; yo me pregunto qué le pasó a los profesores de ese muchacho, que no detectaron a un enfermo mental o a un asesino en potencia sentado en sus aulas, recibiendo clase. Yo, de ente universitario, me estaría preguntando cómo puede pasar desapercibido un personaje como este en una facultad de psicología.
Otro de los hechos que me impactó fue el supuesto performance que realizó un estudiante de último semestre de Artes Escénicas que, en mi concepto y en el de muchas personas en esta ciudad, raya en lo sacrílego al desnudarse en el altar de la Catedral. Si estas personas que están estudiando no saben diferenciar hasta dónde llega el arte y que éste no debe sobrepasar nunca los límites del respeto, entonces estamos muy mal, algo está pasando con esta juventud que se está formando y que ya no distingue con claridad las consecuencias de sus acciones. Lo digo también con relación a las protestas estudiantiles de la semana pasada; me parece el colmo que los estudiantes no puedan escoger otro día diferente al de la celebración de los niños, que ellos esperan con tanta alegría un año entero, para que vuelvan un caos la ciudad y generen un ambiente de desasosiego, en el que muchos padres decidimos no sacar a nuestros hijos de casa, para no ponerlos en riesgo. Yo creo que las personas que hacen estas protestas, que se encapuchan, amedrentan a los empleados para que salgan de sus lugares de trabajo y dañan la universidad no son estudiantes, son vándalos, en mi concepto sus peticiones se vuelven obsoletas frente a los actos que las sustentan ¿Por qué no se buscan una manera de protestar que sea constructiva? Una campaña para lavar las paredes de la Universidad o arreglar los jardines o algo que demuestre que ellos quieren construir país y que tienen sentido de pertenencia por la institución que les brinda educación y no simplemente rabia, esa misma rabia que dicen que el asesino le tenía a Juanita.
Es que acabar con una vida que le ha costado tanto amor y esfuerzo a una familia, irrespetar un lugar sagrado donde tantas personas se refugian para orar o buscar consuelo en momentos de angustia, destruir lugares que han costado años y mucho dinero construir, sin pensar en lo que representan y lo que aportan solo son síntomas de la descomposición social a la que nos estamos enfrentando en este país, al igual que el asesinato de los líderes indígenas y sociales que vemos todos los días en los noticieros, por ello cualquier gobernante que llegue al poder debe plantearse el reto de recuperar los valores básicos de esta sociedad, como el respeto a la vida, el respeto a los lugares sagrados, así no se compartan las convicciones religiosas; el respeto hace que la convivencia civilizada sea posible, si este valor no está presente no estamos evolucionando, estamos retrocediendo y alejándonos cada vez más de lo que nos hace seres humanos y no simples animales.
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