La exposición en multimedia sobre la vida y obra de Vincent Van Gogh es una experiencia conmovedora, para los que amamos este artista o para los que apenas lo están conociendo, no puedo pensar en una manera más adecuada de acercarse al universo de este ser incomprendido en su época, pero adorado por las generaciones posteriores, incluyendo la nuestra.
Llevé a mi hija Mariana a la exposición, ya habíamos tenido la oportunidad de ver su obra “Los Lirios” en el J. Paul Getty Museum, de Los Ángeles, así que no era desconocido para ella, pero este fue un acercamiento totalmente diferente; la recreación de su cuarto en Arles, los fragmentos de las cartas a su hermano Theo y sus innumerables obras, proyectadas más allá de los límites de un marco; inmensas y en movimiento, hacen que toda la experiencia se pueda describir con una sola palabra: Mágica.
En los textos que acompañan la exposición se puede dilucidar algo de la visión de mundo de este hombre profundamente espiritual, tanto que en su momento intentó ser predicador, pero irremediablemente seducido por el arte y la belleza que él intentaba ver en todas las cosas y personas que lo rodeaban, pintó gente sencilla, no tenía medios económicos para pagar modelos de gran belleza, sin embargo pudo plasmar la hermosura de un rostro marcado por las arrugas o la desesperanza, creo que por eso nos conmueven tanto esas caras pintadas por Van Gogh, porque su imperfección nos acerca a nuestra propia humanidad.
Era un adorador de la naturaleza, trató siempre de reflejar esa emoción en muchas de sus obras: “…encuentra tantas cosas bellas como puedas, la mayoría de las personas encuentran demasiado poco que es bello”.
“Me gustaría caminar contigo para averiguar si miramos las cosas de la misma manera”, escribe a Theo en una de sus cartas, ese hermano que fue el ser más importante en la vida de Van Gogh y quien también lo amó, tanto que cuando tuvo un hijo lo llamó Vincent y le escribe diciéndole que espera que su hijo sea tan valiente y determinado como él lo es, ¿qué mejor prueba de amor y admiración?
El final de Van Gogh fue trágico, se sentía incomprendido. “¿Qué soy yo a los ojos de la mayoría de la gente? Un nadie, una rareza o una persona desagradable, alguien que no tiene y no tendrá una posición en la sociedad, en resumen, estoy un poco más bajo que lo más bajo”, sin embargo tenía la esperanza de que su arte hablara por él y reflejara su verdadero valor. “Muy bien, suponiendo que todo es realmente así, entonces, a través de mi trabajo me gustaría mostrar lo que hay en el corazón de un raro, de un don nadie”. Y lo logró, no en su época, pues su valor fue reconocido después de su muerte, pero sí se inmortalizó.
“Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fuerza y el que mucho ama realiza grandes cosas”. Así que si su alma necesita algo de cariño y alegría vaya a la exposición “Beyond Van Gogh”, que estará en Bogotá hasta el 14 de agosto.
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