¿Conoce esta palabra? ¿La ha escuchado alguna vez? o es tan desconocida para usted como lo era para mí hasta hace algún tiempo. Hay una realidad aterradora y, a veces, difícil de mirar, y es la de los peligros que enfrentan los niños en internet. Quererse aislar de esta situación o pensar que el único que no corre peligro es nuestro hijo es un error, lo que recomiendan los expertos en el tema es informarse para así poder darle herramientas a los niños para enfrentar esos riesgos. Grooming son las conductas y acciones que emprende un adulto para ganarse la confianza de niños y jóvenes a través de internet, con el fin de inducir a su víctima a actividades sexuales, como intercambio de fotografías íntimas, grabarla desnuda a través de la cámara web y, en algunos casos, lograr encuentros que terminan en violaciones, asesinatos o las dos cosas.
El engaño pederasta ha existido desde siempre; una de las interpretaciones que se le ha dado al tradicional cuento infantil de Caperucita Roja es precisamente éste, ya que tiene todo el simbolismo de la niña que cae en el engaño del lobo feroz, que intenta “comérsela” disfrazándose de la abuelita, lo que pasa es que con las nuevas tecnologías se ha multiplicado. Ahora los niños tienen una ventana abierta al mundo al alcance de su mano y el mundo virtual al que acceden a través del internet trae peligros reales. Las redes sociales permiten con facilidad que depredadores sexuales se escondan a través de falsos perfiles, haciéndose pasar por niños o niñas, cuando en realidad son adultos que tienen como objetivo inducir a sus víctimas a realizar actos de naturaleza sexual. Algunas veces utilizan el chantaje como forma de ir envolviendo a la víctima, ya que utilizan las imágenes que ésta les ha proporcionado para amenazarla con publicarlas o mostrárselas a sus padres y a cambio del silencio exigen cada vez más concesiones.
El experto argentino sobre navegación segura Sebastián Bortnik, cuenta en su conferencia de Ted el caso de una niña de 12 años que cumplió una cita para encontrarse con su nueva amiga de Facebook, quien resultó ser un hombre de 26 años que la asesinó, porque la niña se negó a tener relaciones sexuales con él. Este personaje tenía 4 perfiles falsos en esa red, con los que logró hacerse “amigo” de 1.700 niñas, de las cuales el 90% eran menores de 13 años. Este es un caso extremo, pero hay otros cuyas secuelas tal vez no se vean, pero también son devastadoras.
El acompañamiento en el uso de las herramientas que brinda la tecnología es clave, no podemos entregarle un celular inteligente a un niño o un adolescente sin supervisión de ningún tipo, así como los educamos y acompañamos en tantas otras situaciones de la vida, ésta también requiere nuestra presencia activa. El principal consejo con respecto a esto es retrasar la edad en la que se les entrega un celular con acceso a datos a los hijos, si es absolutamente necesario, darles un equipo con la función básica de hacer y recibir llamadas, esperar a que tengan un poco más de madurez y responsabilidad para usar datos es lo ideal.
La recomendación de no hablar con desconocidos también cuenta para internet. Es importante conocer que la legislación colombiana restringe el acceso a cuentas en redes sociales a menores de 14 años, así que no hay razón para que niños pequeños participen en chats de grupo o tengan cuentas en Facebook. Hay que hacer acuerdos claros con los hijos para que los padres tengan acceso a la clave del equipo y si toca revisar el celular de vez cuando, pues hay que hacerlo; los padres nos debemos informar sobre el lenguaje simbólico que usan los muchachos para hablar de drogas ilícitas o de sexo a través de los chats y actualizarnos sobre las aplicaciones de moda, pues hay unas que tienen más peligros que otras. También se recomienda el uso de computadores en áreas comunes de la casa, donde se pueda supervisar su uso y controlar el tiempo que el niño o adolescente pasa navegando. Confianza, acompañamiento, reglas y límites claros, en fin, amor y control, como dice la famosa canción de salsa.
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