Hay noticias inesperadas cuyo efecto se parece al de una lanza que atraviesa sin piedad nuestro corazón. Así recibí la noticia del fallecimiento de mi querido amigo Ignacio Alberto Gómez Alzate. Nachito está ligado a mi historia de muchas maneras, como colega, como jefe y como amigo. Tuve la fortuna de trabajar con él en la clínica Médico Odontológica Caldas, esos fueron los inicios de mi carrera profesional y debo decir que era un jefe amable y respetuoso de mi independencia y mi criterio clínico. Me fui de allí porque los vientos de la vida me marcaron otro rumbo, si no quién sabe cuántos años más hubiésemos trabajado juntos.
La vida nos permitió encuentros esporádicos, así supe de los inicios de su carrera política, su paso por el Concejo de Manizales, hasta que hace tres años nos reencontramos para reanudar nuestra amistad hasta el último día de su vida y más allá, porque sé por experiencia que el amor y el cariño no desaparecen cuando un ser querido se va, simplemente a ellos se une la nostalgia por no poder ver a ese ser que tanto queremos con los ojos físicos, pero siempre quedan abiertos los ojos del alma y esos no se cierran nunca. Cuando nos reencontramos, Ignacio era el presidente de la Asamblea de Caldas y su mayor empeño era sacar adelante el proyecto de la Región Administrativa de Planeación (RAP) del Eje Cafetero, que ahora es una realidad, no solamente con los tres departamentos emblema de esta región, si no con la reciente integración del Tolima, que hace que la RAP que soñaba Ignacio cobre mucha más importancia a nivel del país. No sé a quién corresponderá, pero ojalá se le haga el debido homenaje y reconocimiento como gestor y promotor de un proyecto que sin duda liderará el desarrollo futuro para nuestra región.
En otros artículos que he leído se exaltan las cualidades humanas de Ignacio, para los que no lo conocieron parecerá una exageración, para los que tuvimos el privilegio de compartir con él, esas descripciones son apenas un pálido reflejo de lo que fue este hombre. Generoso, amable, caballeroso, alegre, detallista, inteligente, humilde, con una capacidad de servicio inquebrantable, cualidad que lo hizo un político excepcional, pues él supo asumir el compromiso de entregarse a una causa y a la gente. Leal como pocos, lealtad que algunos de sus compañeros de lides políticas no aplicaron con él y ahora se estarán dando golpes de pecho y arrepintiéndose porque perdieron a este hombre incondicional. Alguna vez, en una de nuestras charlas, afirmó categóricamente que para él la política era un apostolado, después de haber visto cómo la ejerció puedo afirmar que así fue.
Adiós querido amigo, se queda corto este espacio para describir el vacío y la ausencia que sentimos quienes te tuvimos cerca. No hay palabras de consuelo que alcancen para tus seres queridos; la mamá a quien adoraste y de quien fuiste el mejor hijo, tus amados hijos y tu nieto. Lamento que esta pandemia nos quite el derecho de brindar consuelo y compañía a quienes lloran tu ausencia. Siempre te recordaré.
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