Estábamos admirando la catedral de San Esteban, orgullo de los vieneses. El órgano es uno de los más grandes de Europa. En las catacumbas se conservan las vísceras de casi todos los emperadores; sus corazones están en la iglesia de los Agustinos, que era la iglesia parroquial de la casa imperial y que está anexa al palacio de Hofburg.
Nadie mejor que Adolf Loos para ponderarnos la belleza de la catedral de Viena, especialmente de su interior. Así dice: “El interior más bello: la catedral de San Esteban. ¿Digo algo archisabido? Tanto mejor. Nunca se dirá de manera suficiente: tenemos el más solemne interior de iglesia del mundo”. Nadie mejor que Adolf Loos, dije. Sí, porque este arquitecto revolucionario cambió definitivamente la manera de hacer arquitectura en Viena. Loos odiaba los adornos. Estudiando la noche anterior en el hotel el plano de Viena (como hago siempre en mis viajes para estar preparado para lo que voy a visitar el día siguiente) supe que detrás de la catedral hay dos lugares que recuerdan a Mozart. Uno se encuentra en una callejuela, la Domgasse y otro en una calle, la Singerstrasse. El músico vivió entre 1784 y 1787 en la Figarohaus de la Domgasse. Se llama casa de Fígaro, porque en ella compuso entre otras obras Las bodas de Fígaro. La Mozart Wohnung (vivienda de Mozart) es hoy un museo donde se guardan muchos recuerdos del genio. En esta casa gozó Mozart de una de sus etapas más fructíferas como compositor. Aquí vivió con su esposa Constanza, nació su segundo hijo Carlos y se reunía con su amigo Joseph Haydn. Leopold, el padre de Mozart, venía a visitarlo a menudo. Muy cerca de la Figarohaus en la Singerstrasse vivieron dos músicos: unos meses Mozart en 1871 y Brahms entre 1863 y 1865. La casa pertenecía a los Caballeros de la Orden Teutónica. En las salas se conservan recuerdos de los Grandes Maestres de la Orden, representados en armas, escudos, joyas, documentos. Entre otros Grandes Maestres se contaban los emperadores Maximiliano III y Leopoldo Guillermo.
Frente a la catedral se encuentra la Haas Haus, construcción de siete pisos que rompe total y bruscamente con la arquitectura de todas las edificaciones del entorno. Su arquitecto fue Hans Hollein y la construyó entre1985 y 1990. La obra produjo, como era de esperarse, gran conmoción y controversia en la ciudad. En los inmensos ventanales de la Haas Haus se refleja la catedral. Y los visitantes de Viena no podemos marcharnos sin hacer la curiosa y hermosa fotografía.
De la calle Graben hablan todas las guías y los guías de la ciudad. Algo tendrá para ser la calle icónica de Viena. No es muy larga pero toda ella es una serie de palacios barrocos y de espléndidos edificios en cuyas plantas bajas se encuentran los almacenes y negocios más elegantes de la ciudad, varios de ellos con la denominación K.u.K en sus fachadas. Varios de estos edificios fueron construidos por Otto Wagner, célebre arquitecto vienés muerto en 1918 y que influyó poderosamente en la vanguardia arquitectónica de Viena y de Europa. Algunos edificios exhiben en sus fachadas hermosas cariátides. En la mitad de Graben se encuentra otro monumento emblemático de Viena, denominado Pestsäule (la columna de la peste). Creo que le hice unas cincuenta fotos, enfocándolo desde todos los ángulos y tomando con macrofotografía todos sus detalles. A primera vista se ve un monumento abigarrado y en efecto lo es, sin embargo es muy hermoso.
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