Los instrumentos musicales del llanero son: el arpa llanera, la bandola llanera, las maracas y el cuatro llanero. Modernamente le están añadiendo el bajo electrónico. Y decimos el arpa llanera porque este instrumento tiene muchas variantes, desde el arpa de concierto hasta las diversas que hay en los países suramericanos. El arpa llanera es la de Venezuela y de Colombia. No resisto la tentación de citar aquí una de las más hermosas rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, precisamente la del arpa.
“Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas.
¡Ay! -pensé- Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: ¡Levántate y anda!
La cultura llanera, como tantas otras, es una recia cultura que ha resistido el paso del tiempo y los embates de las novedades. Pero también como muchas tradiciones y culturas va cediendo paso a la irrefrenable modernidad con todos sus halagos y tentaciones, que para la juventud son muy fuertes. Los viejos llaneros buscan lo mejor para sus hijos y los mandan a estudiar lejos de sus lares natales. De esta manera muchos acostumbrados ya a las ofertas del progreso, algunas maravillosas, no quieren volver al duro trabajo de sus padres y se quedan en las ciudades o van perdiendo las costumbres de la tradición en los mismos fundos llaneros. Antiguamente el traslado de las vacadas que constaban a veces de centenares de individuos podían durar hasta dos meses. Hoy ese trabajo se hace en camiones y este progreso está bien. Pero ya muchos muchachos no quieren participar en
los cortos traslados dentro de las fincas, ni en las duras faenas del rodeo, ni en la domesticación y presencian desde las talanqueras las faenas de los vaqueros, mientras liban licor y hacen fotos. Pero eso de bajar al ruedo, enlazar y untarse de caca de vacas y del fuerte olor del sudor de los caballos, eso ya no es para ellos, para eso estudian o han estudiado en la universidad. Y salir a estudiar no está mal, al contrario, pero su profesión los obliga a quedarse en las ciudades. Pero es triste que la cultura llanera se vaya perdiendo. He ido innumerables veces al Llano y he visto a los jóvenes universitarios que van de paseo y aprovechan para montar a caballo, como una diversión y enseñan a sus novias a hacerlo. Para muchos jóvenes el caballo ha sido sustituido por la motocicleta en el Llano. El baile del joropo parecería relegarse a academias, a concursos y a presentaciones. No sé si la comparación con lo que ocurre con nuestra música andina, con los bambucos y pasillos, que parecen estar relegados a concursos y presentaciones escolares sea válida. No faltan, es verdad, emisoras que los emiten en sus programas. He visto con tristeza en lo más profundo del Llano adentro, en las espectaculares sabanas del Vichada a orillas del Orinoco, que incluso los mayores casi no oyen su música llanera en los radios y celulares sino vallenatos y rancheras. ¿Será ley de vida? ¿Seré demasiado iluso y nostálgico?
No faltan los llaneros-llaneros, los verdaderos, que están preocupados y luchan por salvar las tradiciones. El Cholo Valderrama es uno de ellos. Los cantantes llaneros sí parecen tener larga vida y vigencia, gracias a Dios y en Bogotá y Villavicencio hay lugares donde hacen periódicas presentaciones.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015