Salimos de la iglesia de los capuchinos luego de hacer una meditación sobre la muerte y admirar los espléndidos monumentos que los vivos hacen a los muertos y nos encontramos casi al frente en el Neur Markt o sea la plaza del mercado nuevo, tan nuevo que se remonta al siglo XII. Rodean la plaza varios edificios barrocos, hermosos, y en la mitad hay un monumento, muy popular en Viena que se llama Donnerbrunnen y que es conocido como la Fuente de la Providencia. Tuvo cuatro estatuas de plomo que fueron retiradas por impúdicas y han sido reemplazadas por otras de bronce, que “no son “impúdicas”.
Llego, así, a la Stephansplatz donde se encuentra la Stephansdom. Hablo de la Catedral de San Esteban, la joya arquitectónica orgullo de los vieneses, una de las catedrales góticas más bellas del mundo y cuya altísima torre se ve desde toda la ciudad igual que la torre de la Iglesia Votiva, de la que ya hablamos. La ciudad tiene cuatro símbolos: el teatro de la Ópera, los Niños Cantores de Viena, la catedral de San Esteban y la Escuela Española de Equitación. Comencemos por la catedral. Su estampa es imponente, tanto más cuanto que la plaza en la que se encuentra es relativamente estrecha lo que hace que para admirar la altísima torre haya que levantar mucho la vista hacia el cielo. Primero hubo una iglesia románica construida en el siglo XII. En 1258 se incendió y entonces levantaron la actual catedral en estilo gótico que a lo largo de los años hasta el día de hoy ha tenido reparaciones y diversos embellecimientos. En abril de 1945 tuvo grandes daños ocasionados por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Uno de estos daños lo sufrió la campana llamada Pumerin, la más grande de Austria y que tiene un peso de 20 toneladas. Con los cañones recobrados a los turcos en 1711 y que fueron fundidos se hizo esta campana. Después del bombardeo de 1945 hubo que fundirla de nuevo hasta recobrar su estado original. La restauración de la catedral en la posguerra terminó en 1957.
Las dos cosas que llaman de entrada la atención en esta catedral donde todo es admirable, son las tejas esmaltadas con dibujos geométricos. Inmediatamente recordé lo que había visto en Zagreb, la capital de Croacia, donde la iglesia de san Marcos tiene también tejas esmaltadas que representan los escudos de armas de Croacia, Eslovenia, Dalmacia y Zagreb. La segunda cosa es la altísima torre meridional de la catedral que llaman Steffl, o sea “Estebanillo”. Su altura es de 136,70 metros lo que la convierte en la más alta de Europa Central. En el interior se enloquece uno mirando la cantidad de estatuas, pinturas, baldaquinos, altares, y cenotafios. Destaco algunos detalles. Una estatua de la Virgen que data del siglo XIV y que era la preferida por la emperatriz María Teresa. Hay un Cristo que tiene una barba larga hecha con cabellos naturales y que dicen que crece constantemente. La estatua más venerada por los vieneses es la Virgen de las Lágrimas, Tránenreiche madona. En un altar lateral hay una urna que contiene cenizas de víctimas del campo de concentración de Auschwitz. En el altar principal en un retablo se representa la lapidación de san Esteban que fue un diácono martirizado por los judíos y que es uno de los primeros mártires del cristianismo. Lo curioso es que lo veneran también varias iglesias además de la católica, como las ortodoxas, la anglicana, la luterana y la protestante.
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