Me disponía a continuar la interrumpida serie que estuve escribiendo el año pasado sobre los Llanos Orientales (le intercalé comentarios sobre la era franquista de España en la década de los 70), pero al parecer mis tres artículos anteriores sobre el Guainía impresionaron a algunos lectores amantes de la Naturaleza y de los bellos paisajes, porque varios me escribieron pidiéndome más datos y comentarios sobre las bellezas de este departamento de la selva.
Volvamos al reclamo supremo del Guainía, los Cerros de Mavicure. He conocido extranjeros que declaran que uno de los destinos más bellos que han conocido en Colombia son estos cerros. La leyenda tiene varias versiones, pero siempre con el mismo fondo, habla de una princesa encerrada en uno de los Cerros y que llora una pena de amor. Cecilia, amable indígena puinave de la comunidad de El Venado y que vive al pie del cerro Mavicure, atenta a los turistas que quieren subir al Cerro, nos contó así la leyenda: Érase una princesa muy hermosa llamada Inírida, palabra que significa “espejito de sol”. Pero su verdadero nombre en lengua es Densicoira, que significa “mujer perfumada”. Den es mujer y sicoira perfumada, en puinave. Cuando tuvo la primera menstruación la abuela la encerró y le enseñó a hacer artesanías y los deberes de mujer casada, como el trabajo del conuco. Al salir del encierro se hizo una fiesta con chicha de yuca brava. Le pegaban con un palo y le dieron una tazada de ají bravo y ella lo vomitó. Vino de lejos un príncipe llamado Yoy que se enamoró de ella, pero la joven lo rechazó. El pretendiente buscó las hojas de un musgo llamado pusana que tiene doble efecto, sirve tanto para enamorar como para rechazar. Yoy se equivocó y le dio la pusana del rechazo. Envenenada la muchacha salió desesperada corriendo y subió sin ningún problema al Cerro más alto que es El Pajarito y allí vive encerrada. A veces en las noches se la oye gemir y cuando llueve ella llora y sus lágrimas se convierten en hilos de plata que bajan de la montaña.
El Cerro más alto es El Pajarito con 736 metros absolutos, le sigue El Mono con 524 y Mavicure, que es el que se encuentra al frente del otro lado del río, mide 390. La base de los Cerros se encuentra a 95 metros sobre el nivel del mar.
Adosado a El Pajarito se encuentra el poblado de El Remanso de indígenas Puinaves. Ya no los visito porque como a tantos colombianos ahora con la moda del turismo de naturaleza se les han abierto las agallas. Sus vecinos, los indígenas del frente, ubicados casi en la base del Cerro Mavicure, también cobran, pero moderadamente.
Contemplar los Cerros desde abajo es emocionante, pero mirarlos desde la cumbre del Cerro Mavicure es ya una emoción suprema. Siempre he y hemos subido al Mavicure sin ayuda de cuerdas. Hay partes muy pendientes, pero el granito tiene muy buena adherencia. Ahora han colocado una larguísima cuerda para ayudar en el descenso cuando ocurre la lluvia. Cuando llueve está prohibido el ascenso. La roca mojada es totalmente lisa, imposible de escalar. La cuerda es ayuda imprescindible para descender si estando arriba sobreviene la lluvia. El Cerro tiene tres zonas: la primera, muy vertical, conduce a una zona plana de unos doscientos metros donde yo colocaba mi carpa.
La tercera zona, de constante ascenso discurre por entre un bosque en el que han colocado varias escaleras de madera y una metálica en los pasos difíciles. (Continuará).
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