Hablábamos de nuestro Salento comparándolo con Zermatt, el pueblo emblemático de los Alpes Suizos. La prodigiosa montaña se llama Matternorn en alemán, Cervino en italiano, Cervin en francés. Marca límite entre los dos países, Suiza e Italia. Del lado italiano se encuentra el pueblo de Cervinia.
La montaña mide 4.477 metros y es el sueño de todos los alpinistas. La mayoría han subido por la vía normal, que no siendo muy difícil, tampoco es fácil. Tiene dos caras, la norte y la oeste reservadas a los grandes alpinistas de élite. Fueron muchos los que intentaron ser los primeros en llegar a la cima. Realmente fue una carrera la que se vivió para lograr la cumbre. Jean-Antoine Carrel un guía y alpinista italiano hizo varios intentos e incluso en uno de ellos acompañó a Edward Whymper. Finalmente, el 14 de julio de 1865 el inglés Whymper en compañía de otros escaladores logró la hazaña, partiendo desde Zermatt, mientras su antagonista y amigo Carrel lo intentaba por el lado sur partiendo desde Cervinia. Esta primera escalada del Matternorn no estuvo exenta de tragedia, de una de las grandes tragedias de los Alpes. Acompañaban a Whymper los guías Peter Taugwalder, padre e hijo, Charles Hudson, el noble inglés Lord Francis Douglas, Michel Croz y Douglas Hadow. En el descenso uno resbaló y arrastró a sus compañeros, pero al romperse la cuerda se salvaron tres y cuatro rodaron al abismo. En el museo de la montaña de Zermatt se guardan recuerdos de estos escaladores, de los que quedaron vivos y de los muertos que fueron encontrados al pie de la montaña en el glaciar. A Whymper lo persiguió toda la vida la envidia y la maledicencia de muchos alpinistas que lo acusaron de haber roto la cuerda para matar a sus compañeros. Acusación que era falsa. El guía del museo mostraba siempre a los visitantes la cuerda de la tragedia y repetía la insidiosa mentira, que Whymper la había cortado y los visitantes oían conmovidos, hasta que, en una ocasión, muchos años más tarde un niño que visitaba el museo al oír lo del corte de la cuerda dijo: esa cuerda no fue cortada porque está deshilachada. Y allí, gracias a la inteligencia del niño, se devolvió la fama a Whymper, pero ya había muerto.
Carrel subió a la cumbre tres días después de Whymper y fue de los primeros europeos en ascender hasta la cumbre del Chimborazo en el Ecuador. Whymper también vino a América y escaló en Ecuador. Carrel moriría en su montaña amada, el Cervino. En el descenso en medio de una tempestad murió de agotamiento tratando de salvar a los clientes que acompañaba.
El Matterhorn es la montaña que más muertos cobija en sus paredes, son ya más de 600. Muertos por caídas, por desprendimientos de piedras, por mal manejo o rotura de las cuerdas, por problemas con los crampones, incluso por rayos. Algunos muertos no han sido encontrados nunca en el glaciar de la base y otros lo han sido incluso después de 50 o más años.
El Matterhorn ha sido la palestra de grandes y extremas escaladas. Por sus paredes han pasado los grandes alpinistas del mundo. Uno de ellos, el italiano Walter Bonatti, al que tuve el gusto de conocer en Belluno, fue el primero en escalar la casi imposible cara norte y lo hizo en solitario en 1965. Otros han impuesto impresionantes records en la montaña como el guía suizo Richard Andenmatten que ha subido a la cima del Matterhorn más de 850 veces. Ese sí perdió la cuenta.
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