Hablábamos de San Agustín, Huila, y de la invasión de extranjeros. El aspecto negativo ocurre así: un extranjero se enamora de la región y quiere establecerse allí; obviamente busca la tranquilidad del campo sin alejarse mucho del pueblo. Ofrece unos millones a un campesino por su casa y su finquita. El campesino obnubilado viendo los seis ceros vende su propiedad y el dinero recibido se convierte en plata de bolsillo que va gastando poco a poco o mucho a mucho y cuando quiere comprar otra casita, ya no le alcanza el dinero o tiene que ser muy lejos del pueblo. Autoridades y dirigentes han visto el problema pero no encuentran la forma de resolverlo.

Volvamos a las costas y playas españolas. Se puede decir que desde Gibraltar o desde Cádiz por el Mediterráneo hasta la frontera con Francia en Cataluña la costa española es una sola y maravillosa playa que recibe diferentes nombres según las regiones y que atrae a millones de turistas nacionales y extranjeros que dejan mucho dinero entre playas, hoteles, restaurantes, salas de fiestas, etc. Mucho dinero, sí, pero hay otra cara de la moneda que nada tiene que ver con que España sea un país que atrae y gusta. La otra cara de la moneda analizada por economistas, autoridades y sociólogos es esta: con el afán de atraer turistas y ante tantas multitudes se dice que la competencia ha hecho bajar precios y que realmente no se está ganando tanto dinero sino que los turistas apenas están pagando lo que valen los servicios sin que haya la tan cantada ganancia. Sea esto cierto o no, la controversia está servida.

Siguiendo con aspectos geográficos destacables podría llenar páginas y páginas hablando de valles, ríos, cañones, sierras… muy hermosos. Hay una revista española llamada Grandes Espacios dedicada a estos paraísos naturales. Aunque España solo tiene 15 Parques Nacionales Naturales (Colombia tiene unos 60 y aumentan…) hay algunos cuya belleza es sencillamente espectacular, fuera de serie. Ya hablamos del Garajonay en la isla Gomera. En el corazón de la isla Palma de las Canarias se encuentra el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Se trata del gigantesco cráter de un volcán, cubierto con lujuriante vegetación. Las imponentes paredes del cráter, las cavernas, las rocas que se levantan dentro de la caldera, las numerosas y bellísimas cascadas… Dios mío, qué lugar tan espectacular, tan fuera de serie. Creo que en su género hay pocos en el planeta Tierra. Monfragüe es otro Parque Nacional de España situado en Extremadura. Su atractivo principal son las aves carroñeras y las rapaces. Hay buitres leonados, buitres negros, águilas perdiceras, águilas imperiales, águilas reales. Doñana es un parque de marismas ubicado al sur de España. Su importancia reside en la multitud de aves que allí se pueden observar, unas residentes y la mayoría migratorias. El gobierno español mima de manera especial este parque, se diría que es la niña de sus ojos hablando de temas ambientales. El último Parque Nacional del que quiero hablar es el de la Sierra Nevada que se encuentra en Granada, Andalucía. Se obtiene una magnífica vista suya desde los jardines de la Alambra de Granada. Esta sierra es la más meridional estación de esquí de Europa. Su gran masa de nieve impacta por encontrarse al sur de España, rodeada de las tan calurosas tierras de Andalucía.

Quiero terminar mis comentarios sobre la geografía española hablando del desierto de Almería, más exactamente de Tabernas. Yo, amador de desiertos no podía dejar de recorrerlo. Tiene otro poderoso atractivo: los spaguetti western allí filmados.