Estábamos llegando a la colina del Palacio de Buda o Palacio Real. Dimos ya algunos datos y vamos a complementarlos sabiendo que se trata del más importante edificio de la época de la llamada Monarquía Dual, Austria-Hungría, y sede del gobierno imperial que en el caso de Hungría era del Rey Apostólico de Hungría. En esta colina se fundó realmente la ciudad. Fue un asentamiento romano llamado Aquincum. Sucedieron a los romanos tribus bárbaras como los hunos y los avaros hasta que en 985 llegaron los húngaros. La primera sede real estuvo en Esztergom, lugar de nacimiento del rey San Esteban. Luego se trasladó a Szefeshervar hasta que definitivamente desde 1310 la sede real se estableció aquí en la colina de Buda.
Matías Corvino llevó al Palacio Real a impresionante esplendor y se inmortalizó con la Iglesia de San Matías, cercana al palacio, máxima muestra del gótico en la ciudad.
Vendrían otros tiempos y soplarían otros vientos para el Castillo de Buda y para la ciudad con la batalla de Mohács (1526) cuando los turcos tomaron la ciudad e iniciaron la larga dominación de 160 años de poder otomano en Hungría. Su larga estancia en la ciudad dejó como excelente recuerdo los baños turcos de los que Budapest se enorgullece. En 1683 Solimán el Magnífico en su afán por extender su inmenso imperio sobre Europa central y occidental se presentó a las puertas de Viena donde fue repelido.
Esta victoria sobre los turcos es recordada en Viena como uno de los más importantes momentos de su gloriosa historia y varios monumentos lo recuerdan. Como es obvio tengo las fotografías que tomé de las estatuas de los generales victoriosos en Viena. Tres años después, en 1686, los otomanos fueron expulsados definitivamente de Budapest.
Ya hablamos de los destrozos que los turcos hicieron en el castillo. María Teresa y Francisco José embellecieron el reconstruido palacio. La siguiente destrucción del Palacio Real o Castillo de Buda vendría por cuenta de los soviéticos al final de la Segunda Guerra Mundial.
La Depresión de 1929 azotó duramente a Hungría, como a todos los países de Europa. Para reponerse de la quiebra económica el país inició fuertes vínculos comerciales con la Italia fascista y la Alemania nazi, circunstancia que lo obligó a entrar a la Segunda Guerra Mundial del lado de las potencias del Eje. En la guerra murieron 300.000 soldados húngaros y 80.000 civiles, amén de los 600.000 judíos que fueron a parar a los campos de concentración. En 1944-45 los soviéticos asediaron a Budapest y destruyeron el Palacio Real. Hungría pasó entonces de la barbarie nazi a la tiranía comunista, tal como lo hemos anotado varias veces. Los soviéticos reconstruyeron el Palacio Real a su manera. Las estancias reales fueron reemplazadas por salas de exposiciones, según el “arte del proletariado”, en sobrio estilo neoclásico. Así el Palacio da asiento hoy a la Galería Nacional Húngara y al Museo de Historia de Budapest.
En la explanada del Palacio llama la atención la escultura de un ave, águila o halcón. Se trata del ave Turul, sagrada para los húngaros. La enorme escultura se ve desde las orillas del Danubio. Su figura aparecía ya en los escudos de los hunos. Y este es el momento para hacer una corrección. En un artículo de esta serie dije que los hunos no anduvieron por estas tierras húngaras. Me equivoqué, sí anduvieron. El ave Turul es el guardián del orden del universo y el mensajero entre dioses y hombres. Vive un el árbol de la vida y cuida las almas de los recién nacidos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015