Es el momento de reconocer y aceptar la realidad el covid-19 no es el responsable de los colapsos sistémicos en nuestras estructuras sociales y económicas, solo fue un desencadenante que puso en evidencia las enormes problemáticas sociales como el desplazamiento del sentido colectivo, la fragilidad de nuestro sistema económico y la realidad sobre la transformación digital, entre otras cosas.
La Cuarta revolución industrial trae consigo la escalada de las tecnologías emergentes y una revolución de nuestro modelo de vida y esto reconfiguraría la relación del trabajo, pero también pondría en peligro a la clase social obrera y aumentaría significativamente la brecha de desigualdad social en el mundo. Hoy la covid-19 ha reproducido dos efectos de esta revolución; evidenció nuestro retroceso tecnológico; algunos estiman que estamos 30 años atrás frente a otras economías y, el aumento masivo de desempleos no por el reemplazo de los robots sino por la no ocupación en tareas esenciales.
Por otro lado, han escuchado el “Nos dimos cuenta que ni nativos, ni digitales” o ¿han sentido el desespero que nos da que “Martica” no sepa usar drive y que nos urge ver el plan financiero en línea? El teletrabajo y/o trabajo en casa acelerado por el virus evidenció que la transformación digital es cultural y generacional esencialmente; pero no es ocupar y comprar más tecnología, porque ¿de qué sirve tener un Ferrari con una vía sin pavimentar? Estas situaciones me llevan a un desconcertante hallazgo (o hipótesis) y es que todos seremos el “Martica” del futuro cuando la comunicación sea por código informático o cualquier tipo de lenguaje más sofisticado y no nos hayamos preparado para ello.
Llámenme “hippie come flores” si quieren, pero tristemente hemos abolido algo que considero valioso en las tribus nativas y es el sentido y espíritu colectivo de cuidarse los unos a los otros. No se necesita ser un científico social para reconocer el deterioro (o la ausencia), de los valores de nuestra sociedad, de nuestra “tribu cosmopolita” y el sentido individualista que hemos fortalecido. Las muestras de bajeza humana al atacar a quienes nos cuidan y protegen en tiempos de pandemia, son inaceptables, pero no son nuevas, solo cambiamos de empaque porque de la misma manera hemos tratado al migrante, al pobre o al negro, pero la covid-19 tiene mejor propaganda, así que ¡no te metas con el médico!
Creo que este virus nos dio una patada en la cara y nos devolvió un poco la vista. ¿Ya se dieron cuenta que sus hijos van al colegio especialmente por ver a sus amigos y no por el interesante mundo del conocimiento?
En definitiva, sin poder abordar mejor y más temas, porque es difícil sintetizar, estamos ante la oportunidad para lograr una reingeniería social y económica en las palabras de Adela Cortina: Las grandes crisis no solo apelan a la ética cívica y a la responsabilidad individual y colectiva. Sirven también para discernir lo trascendente de lo accesorio; lo esencial, de lo superficial. Aprovechémoslo ahora o no quedará nada que arreglar después.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015