Dentro de diez días, el periódico La Patria completará cien años de labores. Habrá salido a la calle en 35.438 ocasiones, para informar, analizar, debatir, promover y entretener acerca de asuntos relevantes para el Departamento de Caldas. Una hazaña de permanencia y resistencia, habida cuenta del dispendioso proceso que es configurar, imprimir y circular una edición, un día sí, el otro también.
Ha sido un siglo de continuos desafíos, económicos, tecnológicos, conceptuales y, ante todo, periodísticos. Cada uno con el sello de su época.
La primera tirada, en junio 22 de 1921, traía consigo el reto de abrirse espacio y ganar credibilidad en una sociedad reacia –casi refractaria- al cambio. Cuántas empingorotadas narices se habrán arrugado ante el nuevo periódico, por más que en Manizales ya hubiese antecedentes de vieja data.
Otro desafío temprano fue hacer periodismo sin tener periodistas, porque no se conocían las escuelas de comunicación. Hubo que echar mano de poetas, novelistas y abogados escasos de clientela. Con ellos La Patria alcanzó fama nacional de ser un periódico bien escrito y escuela de formación.
La mayor parte eran románticos, bohemios, ariscos, indisciplinados y afectos a las nuevas corrientes políticas e intelectuales. Pudo ser inconveniente para un diario que adhirió las doctrinas de derecha, pero en su nómina hubo cabida para todos los pensamientos políticos. En muchos aspectos, La Patria ha sido un periódico liberal con editoriales conservadores.
Otro reto que enfrentó La Patria desde un comienzo, fue llegar a todos los pueblos, aun cuando faltaran carreteras. Todavía en los años 1980 había poblaciones aisladas. Y, sin embargo, en todas había corresponsales que mantenían vigente el nombre de su municipio en el ámbito departamental. Aun sin proponérselo o reconocerlo, el diario ha divulgado la maravillosa variedad cultural, racial e histórica de Caldas. Sus páginas desmienten continuamente las falsas tradiciones de su origen único y la marca con fuego de una identidad impuesta.
Tampoco rehuyeron los directivos de esta casa periodística el reto de estar al día en materia tecnológica: marcaron un hito histórico en 1969, cuando la convirtieron en el primer diario colombiano dotado con el sistema ‘offset’ de impresión, un proceso electromecánico fascinante. La Patria se adelantó a empresas editoriales más poderosas y las obligó a equipararse, pues la gran ventaja del nuevo método fue la incorporación de la imagen noticiosa y la impresión a todo color, a un medio cuya forma de comunicación esencial es la escritura.
El diseño y la presentación son mucho más que empaque. Son un lenguaje en sí mismos y la manera de competir con la televisión. Con desventaja, es cierto. El análisis es el as bajo la manga que ha contrarrestado las inmediateces televisiva y radial. Mientras los sistemas audiovisuales informan casi al momento de suceder los hechos, cuentan qué pasó, la aparente lentitud de los medios impresos se compensa con la explicación, el por qué pasó y qué podría pasar. Y como La Patria tiene el bien escribir en su memoria genética, ésta ha garantizado su supervivencia, lo cual no ha ocurrido con otros diarios con más “músculo financiero”, como dicen los buenos economistas, chapuceros lingüistas.
El desafío de permanecer vigente sigue para este centenario periódico, en un mundo cada vez más frívolo y superficial, donde quien tenga un celular es básicamente un informador. Un mundo que menosprecia la lectura y rinde culto a la imagen. Un mundo en el cual el periodismo es sometido a una violencia intangible, la económica, para acallar verdades.
Son cien años de historia y servicio a Caldas. Es una hazaña permanecer un siglo en primera plana.
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