Derechos, sin deberes: La Corte Suprema de Justicia eximió a los menores entre los 14 y los 18 años de edad, de pedir consentimiento para casarse o “irse a vivir” con la pareja de turno. Si ya las leyes los habilitaron para hacer negocios y administrar sus bienes, tienen “edad y madurez para decidir sobre sus propias vidas”, dice la sentencia.
Los doctos juristas se cuidaron de establecer límites al nuevo derecho. Por si acaso, agregaron que su ejercicio conlleva “asumir responsabilidades del caso”. Las cuales, por deducción, también serán ilimitadas, como son en la práctica.
Lo lógico sería que la supresión de una función de la patria potestad, la de evitar hasta donde sea posible, que los hijos adolescentes la embarren más de lo normal para su edad, conlleve el relevo de las obligaciones inherentes. Pero no; se multiplicarán, porque en los primeros amores las hormonas dominan a las neuronas y los enamorados no piensan “de qué van a vivir” y en dónde.
Pronto veremos casas convertidas en moteles de fin de semana, u hogares múltiples de una alcoba con cocina comunitaria a cargo de los adultos. Además de los hijos engendrados, deberán acabar de criar los agregados y hacerse cargo de nietos cuyos progenitores seguirán sus vidas como si nada. Y ¡aténganse! si tratan de imponer orden, se niegan a dar recursos, o carecen de ellos para administrar varias familias: serán demandados por impedir el libre desarrollo de la personalidad de quienes se resisten a tenerla, o irán a la cárcel por inasistencia.
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Nefasto nombramiento: El exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla es nuevo codirector del Banco de la República, en pago del levantamiento popular que provocó su malhadado e inoportuno proyecto de reforma tributaria, para vacunar de pobres a todos los colombianos acorralados por la pandemia. Levantamiento legítimo que fue contaminado por toda laya de subversivos, algunos de la cuerda del Gobierno.
En el Centro Democrático celebran, porque uno de los suyos es “la persona que más sabe en  Colombia de política monetaria”. La felicidad es doble, porque usa sus conocimientos sin ética ni sensibilidad. Le ha servido para saquear a 117 pueblos deprimidos con inexistentes ‘bonos de agua’ y a los ciudadanos con su perspectiva expoliatoria de la sociedad.
Como todo no ha de ser malo, Carrasquilla prestó un gran servicio al país: contribuyó a que la ciudadanía tome todavía más conciencia del corrupto, inepto y peligroso régimen actual, que ojalá castigue en próximas elecciones. Pueda ser que no cobre el ‘favorcito’, porque su involuntario acto de bien no lo hace menos malo, arrogante y peligroso.
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Limpieza espiritual: La chapucera Constitución de 1991 estableció la separación del Estado de cualquier creencia o culto. En su momento, el católico, especialmente.
Sin embargo, en algunas entidades oficiales, sobre todo de pueblos, conservaron imágenes religiosas, más por costumbre o por inercia, que por fe. Ya ni de conjuro sirven, porque no han ahuyentado a políticos y funcionarios corruptos.
En cumplimiento del mandato constitucional, hace unas semanas, el Juzgado Quinto Civil del Circuito de Manizales ordenó desmontar un crucifijo instalado en una pared del Concejo de Neira y suprimir la oración de apertura de cada sesión. No se hizo por libertad religiosa, sino por inútil, pues poco iluminó los cacúmenes edilicios.
Sorprendentemente, ningún curita salió a maldecir al juez, quizás porque no se enteró del fallo. Éste debe entenderse como ‘urbi et orbi’: recae sobre cualquier creencia. Porque no sería raro que empezaran a convocar a sesiones de los concejos, para debatir la fe de cada concejal y la de la mayoría sea confirmada con la correspondiente imagen.