Apenas medio pasó el trago amargo de la elección de congresistas, no por esperado menos desagradable. El puñado de gente buena elegido, poco podrá contra la runfla de delincuentes de viejo y de nuevo cuño que hará mayoría.
Sin digerirlo todavía, habrá que abrir las fauces para deglutir el enorme batracio del voto para Presidente. De la decena de candidatos en oferta, tres tienen posibilidad de pisotear el Palacio de Nariño, y por ende, el país. Ninguno tiene talla ni mérito, así sea para seguir embarrándola. Si las instituciones estatales fueran sólidas, no clasificarían ni para conserjes, dados sus inquietantes antecedentes.
De Petro se ha dicho tanto, que es mejor ignorar lo que no se sabe. Seguramente no mejorará su torva imagen. El problema es que la usan para hacer ver como buenos a los otros dos, pero sus historiales no los hace mejores.
El de Gutiérrez, cuya desgalichada estampa da más ganas de verla en el Águila Descalza que en la Presidencia, rebosa de irregularidades, entre las cuales, presiones a contratistas del Municipio para hacer campaña por un protegido suyo, cuando fue alcalde de Medellín. La Procuraduría General de la Nación lo indagó. El periódico De la Urbe, de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Antioquia, denunció que usó dineros públicos para desprestigiar a sus opositores, a través de perfiles falsos de Twitter. El reportaje fue galardonado con un premio Simón Bolívar. Su secretario de Seguridad fue acusado por la Fiscalía de concierto para delinquir, por tratos con grupos ilegales. (Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Gutiérrez). Nunca desmintió la inculpación. (Fuente: https://www.laorejaroja.com/los-pecados-de-fico-federico-gutierrez/).
Gutiérrez ostenta el dudoso título de haber sido el alcalde colombiano que más dinero oficial gastó en publicidad, entre 2016 y 2017: más de $130 mil millones. De los cuales, $90 mil millones fueron asignados a dedo. Según la Fundación para la Libertad de Prensa, casi una tercera parte fue entregada a medios de comunicación: “Fico gasta para mostrarse a sí mismo más que para promover los programas de su administración”, concluyó. (Fuente: https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/el-derroche-de-fico...).
Su proceder es típicamente antioqueño: se ufana de lo que no hace, ostenta lo que no es. Aparte de ser un pintoresco representante de La Raza, ni siquiera como nuevo perrito faldero de Uribe, Fico tiene talla administrativa y ética para ser Presidente.
Tampoco Fajardo, con su melena de baladista setentero e imagen juvenil, tan frívola y superficial como sus planteamientos políticos. Como alcalde de Medellín y como gobernador de Antioquia se esforzó en fortalecer su empresa familiar, invirtiendo recursos públicos en proyectos privados, que provocaron el desplazamiento de más de 50 familias pobres. La firma también evadió –o evade- el pago de obligaciones urbanísticas.
Entre sus más destacadas ejecutorias, están la adjudicación de contratos mineros al esposo de una exsecretaria, el espionaje telefónico al consejo de redacción de Teleantioquia Noticias, la suspensión por la Procuraduría de todo el personal de la Secretaría de Infraestructura, la concesión irregular de un contrato de licores y el rápido deterioro de obras por él inauguradas. (Fuente: https://360radio.com.co/los-15-pecados-de-sergio-fajardo/). El año pasado, la Fiscalía acusó a Fajardo por los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación a favor de terceros, por un contrato de USD 98 millones para pagar las deudas de la Gobernación. (Fuente: https://www.semana.com/nacion/articulo/sergio-fajardo-acusado-formalmente-ante-la-corte-suprema-de-justicia/202111/).
Ante tan deplorable y preocupante panorama, es cada vez más urgente promover el voto en blanco, como único método ciudadano eficaz para atajar a cuantos ineptos e inescrupulosos se postulen para Presidente. Solo el voto en blanco devolverá respetabilidad a la Presidencia de la República y esperanzas a un país convertido en coto de caza de innumerables logreros.