A través de las redes sociales veo que hay personas que, en medio del encierro por el Covid-19, se rapan la cabeza. Otros, como yo, nos afeitamos. No sé si es uno de esos retos virales o cosas derivadas del aislamiento, pero encuentro en estas actividades una forma de medir el paso del tiempo en esta rutina de teletrabajo y lavar platos.
 Un país, sin embargo, no mide el paso del tiempo de esta pandemia con el crecimiento del pelo sino con el número de víctimas. Cuántos contagiados, cuántos recuperados, cuántos fallecidos. Cifras que crecen de manera vertiginosa en esas aplicaciones con gráficas estadísticas en tiempo real, como la de la Universidad John Hopkins. Al momento de escribir esto hay 586 mil 140 contagiados confirmados en todo el mundo, a una rata de 61 mil 900 casos diarios confirmados. Van 26 mil 865 muertos… y contando.
 Esa curva, dicen los expertos, seguirá en ascenso al menos por un mes más; porque hay personas asintomáticas, porque hay pruebas que todavía están en análisis, porque hay enfermos que aún no se han reportado. Es una historia a la que todavía le falta mucho por contar, sobre todo porque apenas van a entrar en acción países negacionistas a esta crisis como los Estados Unidos, el Reino Unido, México y Brasil. 
 Ya el príncipe Carlos y el primer ministro Boris Johnson cayeron víctimas del coronavirus. Algunos lo verán como castigo a su arrogancia por no querer cerrar las fronteras inglesas, poniendo por encima su economía (coletazo del Brexit) que la salud de su gente. Pero esto no parece asustar al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien el jueves hizo caravanas por las calles de las ciudades brasileñas y, bajo los mensajes de “O Brasil nao pode parar” y “Bolsonaro tem ração”, invitó a los ciudadanos a que movieran la economía. Este país tenía, hasta ayer, 3 mil 417 casos confirmados de Covid-19 y 77 fallecidos.
 El mexicano Andrés Manuel López Obrador también le dice a su pueblo que aproveche y salga de viaje o a comer en familia, que ya él les dirá cuándo guardarse. Hasta ayer eran 585 casos confirmados, ocho muertos y unos 70 contagiados diarios, pero para el mandatario estas cifras no parecen ser cosa seria. Y el estadounidense Donald Trump, más interesado en su reelección y en ayudar a Wall Street, sigue sin cerrar su espacio aéreo y toma con ligereza cualquier medida de prevención. Según CNN, este presidente ha mentido al menos 33 veces sobre la pandemia con el único fin de hacer creer a sus seguidores de que todo está controlado. Embustes que tienen a esta nación como la de mayor contagios registrados en el planeta (97 mil 226 hasta ayer) y mayor cifra de decesos por el Covid-19 (1.478). 
 Se calcula que unas 18 mil 100 personas se contagian cada día en Estados Unidos y que será en cuestión de semanas que la cifra de víctimas mortales supere la de Italia (9 mil 134). Pero Trump quiere levantar el toque de queda que tienen algunas ciudades antes de la Pascua. 
 Y todavía falta ver cómo se desarrolla este mal en naciones como India (1,3 mil millones de personas, de las cuales 83 millones son pobres y 30 millones son adultos mayores) o en continentes como el África, donde las necesidades en muchos de sus países es más que conocida.
 Viendo la ligereza e irresponsabilidad de estos líderes mundiales, la desinformación que pulula por las redes sociales, la falta de carácter de algunos mandatarios y la ausencia de prioridades en otros (meter mano a las arcas regionales para favorecer a los bancos con ese Decreto 444, por ejemplo), pintan para un panorama desalentador. Las muertes continuarán, el encierro se extenderá, y la crisis social y económica dejará un hueco del que todavía no parecemos dimensionar su magnitud.
 Rápese o aféitese, la cosa se pondrá peluda.