La coyuntura Covid-19 es un evento que ha marcado fuertemente a toda nuestra generación porque cambió sustancialmente la cotidianidad y el ejercicio de la economía de mercado involucrando mayores costos asociados a protocolos de bioseguridad, logística y movilidad en general. Así, en 2020 fueron dos temas los referentes de análisis y discusión: la salud y la economía. Por un lado, toda la investigación epidemiológica y la integralidad y efectividad de las políticas sanitarias; y por el otro lado, los efectos directos e indirectos de las medidas sobre el tejido empresarial y socioeconómico. En materia de salud, la experiencia mostró que ningún sistema estaba preparado y efectivamente estaban los recursos para su fortalecimiento, pero exigieron esfuerzos y voluntades políticas y fiscales. Mientras en la economía, se expuso su gran dependencia a estructuras productivas débiles, políticas de respuesta encerradas en recetas tradicionales y un modelo que no estaba preparado para afrontar una pandemia, fenómeno que ha sido común desde épocas coloniales.
En todo este juego de variables, la preocupación es sobre cómo el hombre está construyendo sociedad en el siglo XXI, donde la pandemia generó un manto de duda sobre la fortaleza de las instituciones económicas, políticas y sociales. En toda la discusión y debates, la relación con el medio ambiente desafortunadamente ha tenido menor importancia. Recordemos que la pandemia Covid-19 es enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2 que, en los artículos científicos hasta el momento publicados, confirman que tiene una naturaleza de zoonosis, que en definitiva revela la relación del ser humano con el entorno ambiental, en este caso con los animales. Y, sumando a esta explicación las teorías alternativas de un posible error de laboratorio, se señala críticamente la falta de transparencia de China en el manejo inicial de la epidemia y la gestión de la Organización Mundial de la Salud-OMS, situación que instala como protagonista a la limitada gobernabilidad global.
Si mezclamos las diversas problemáticas, hay una palabra que considero esencial comprender transversalmente como reto en la humanidad: sostenibilidad. Un sistema de salud eficientemente sostenible de largo plazo en atención, infraestructura y finanzas. Un sistema económico productivamente sostenible con variables de crecimiento endógeno, ejercicio de respeto por el medio ambiente y variables de blindaje a fenómenos externos. Un sistema de gobierno mundial que garantice relaciones políticas internacionales que apuesten a la sostenibilidad y la vida integral de la población mundial. La palabra sostenible surge como una emergencia en el sistema, como principal vehículo para garantizar nuestra vida humana en sociedad en una realidad con complejas variables de relacionamiento que impiden pensar y materializar dicha sostenibilidad, que en ocasiones se refleja más como un deseo cercano a la utopía, pero entre el deseo, la urgencia y la realidad, la sostenibilidad se sigue invocando en el presente y debería ser la principal motivación en esta nueva y exigente agenda local, regional y global.
Nota: Es posible consultar el repositorio de columnas en el siguiente enlace: https://sites.google.com/umanizales.edu.co/alejandrobarreraescobar/el-muro
*Las opiniones expresadas en esta columna reflejan la opinión personal de Alejandro Barrera Escobar y no comprometen a la Universidad de Manizales
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