Este lunes LA PATRIA publicó: “Venezolanos que llegan al Eje son gente de bien: Migración Colombia”. Leí ese titular y pensé en un video de Jaime Garzón que vi hace poco, a raíz de los 20 años de su asesinato.
En su intervención Garzón lee el artículo 12 de la Constitución: “Nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. Luego se burla: “Imagínese esa vaina, que una Constitución de un país diga eso. Es como si uno llega de visita a una casa y le dicen: “por favor no se suene con el mantel”… uno dice: los que viven acá son unas bellezas”.
En Colombia hay más de 1,4 millones de venezolanos, de los cuales 3.300 viven en Caldas. Que Christian Krüger, director de Migración Colombia, haya venido hasta Manizales para explicar que quienes llegan son gente de bien evidencia que hay paisanos que se suenan con el mantel: Que creen que ser “gente de bien” equivale a pertenecer a un club.
Copio algunos de los 83 comentarios que dejaron en Facebook los lectores de la nota que menciono: “Esa gente deberían sacarla de nuestro país”; “entran a robar. A ellos les dan todo más fácil, dinero, comida y hasta documentos sin ningún esfuerzo”; “tienen más privilegios ellos que nosotros”; “son maleducados”; “a mí me tienen mamado, se los encuentra uno hasta en la sopa”; “arruinan la economía y la seguridad”; “si son gente de bien que vayan y trabajen en Venezuela, que sean emprendedores”; “son una carga”; “son ladrones en moto, raponeros de bolsos y paquetes, asesinos, limosneros”, “fuera bastardos venezolanos”, “deportación para todos”.
Es cierto que en Colombia hay desempleo y el Estado no satisface las necesidades básicas de muchas personas, pero eso no es culpa de los venezolanos que huyen y no se soluciona expulsándolos. Si transcribo estas frases xenófobas, cargadas de aporofobia y prejuicios, no es para hacer eco a las ofensas sino para evidenciar un problema vivo y creciente en nuestra sociedad. Quienes escribieron esto no lo hicieron desde el anonimato. Lo publicaron con su nombre, foto y el orgullo de usar cierto tonito. Se sienten gente de bien.
Hay que recordar que los migrantes venezolanos vivían como nosotros: tenían casa y trabajo hasta que colapsaron por la represión narcopolítica que los (des)gobierna desde hace tantos años, con apoyo de los militares. Los migrantes no son turistas y eso deberían saberlo muchas familias de acá, con parientes que salieron a finales de los 90 a España o Estados Unidos porque no pudieron conseguir empleo, o tuvieron que abandonar las fincas, o fueron secuestrados o recibieron amenazas. Algunos de los nuestros fueron capturados allá. Algunos venezolanos han sido detenidos acá. Son una ínfima minoría y es injusto estigmatizar a un grupo grande por lo que hacen unos pocos. Los migrantes no empacan su vida en una maleta porque quieren: lo hacen porque les toca, aunque de eso aún no se enteren algunos colombianos de bien.
Entre esos desfasados están los burócratas que les ponen trabas innecesarias, los políticos que usan discursos discriminadores o quienes les pagan menos del mínimo, aprovechándose de su precariedad legal: apenas la mitad de los migrantes tiene estatus regular.
La inflación de 2019 en Venezuela va en 1.579% y el salario mínimo mensual es de 2,76 dólares. Si el salario mínimo nuestro fuera de $9.300 mensuales hace rato habríamos salido del país, así fuera a pie como lo hacen ellos porque no les alcanza para el bus.
Celebro la Resolución 8470 que entró en vigencia esta semana para facilitarle a los hijos de los venezolanos la nacionalidad colombiana. Me enorgullece además el trabajo silencioso que hacen algunos servidores públicos y ONG, para restituir a los que llegan algo de su dignidad humana y evitar que sufran tratos inhumanos o degradantes.
Por mí que les abran las puertas a todos los migrantes en todas partes. Lo pienso no solo por los derechos de ellos, sino por el gran aporte que hacen al país que los acoge. Europa, Estados Unidos o Argentina deben su riqueza cultural a la diversidad que significó la migración. Mezclarnos nos hará mucho bien.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015