¿En serio o en broma?
Señor director:
Cada día, la vida nos da enseñanzas que al parecer, debieran ser aprendidas en el hogar, en la academia o por la innata curiosidad de saber, pero por lo visto y oído, nada de eso es cierto. De ahí que la paremiología, parece ser una enciclopedia que debiéramos tener presente en nuestros buenos modales y actuaciones como seres humanos, en nuestras relaciones interpersonales. Al respecto, existe un buen arsenal de frases que si las tuviéramos en cuenta, meteríamos menos la cucharada, la nariz o la pata como lo hacen ciertos funcionarios que tienen micrófono y prensa en general para expresar sus sandeces, sus puntos de vista equivocados al calor de emociones que lejos de sindéresis no dejan de ser necedades, que luego por mucho que se rectifiquen, el daño ya está hecho y como dice el dicho: La primera palabra, es la que vale.
Dicen las normas de la prudencia y de la misericordia con el salpicón del perdón, que no hay muerto malo, pero para los indiferentes, quién sabe para quienes han sufrido dolores, angustias, desamparo, orfandad y otras adversidades, si este aserto será válido o por el contrario es un muerto malo y en consecuencia un descanso y para una sociedad martirizada, desangrada y anestesiada por la violencia esta es la única forma de hacer justicia, que se mueran estos ominosos personajes.
"Como comandante del Ejército presento a la familia de "Popeye" nuestras sentidas condolencias. Hoy ha muerto un colombiano, haya pasado en su vida lo que haya pasado, y el Ejército Nacional en cabeza de su comandante -que estuvo comprometido en la lucha contra el narcotráfico en ese año 93- lamenta mucho la partida de "Popeye". Brillante pieza oratoria como para ser estudiada en academias y tertulias literarias muy similares a las proclamas de Simón Bolívar.
Duele que un país con tantos muertos, asesinados por la satánica violencia, de la codicia de quienes todo lo reducen a dinero y bienes materiales, también recibieran alguna manifestación de solidaridad de quienes conducen el Estado; duele que los asesinatos a diario de luchadores sociales, simplemente porque reclaman que haya justicia y se respeten los derechos humanos, también recibieran al menos unas mínimas expresiones de compasión de estos personajes tan generosos con unos, que no lo merecen y, tan cicateros con otros que luchan por la paz y una Colombia más justa.
Cordialmente,
Elceario de J. Arias Aristizábal
Mejorar el recaudo
Señor director:
La Asociación de Cable Aéreo de Manizales y el Municipio de Manizales están tomando demasiado tiempo para modificar el excluyente sistema de recaudo que hoy se maneja en las estaciones del Cable Aéreo. Los turistas y usuarios que no somos viajeros frecuentes de este medio de transporte, lamentamos que nos veamos limitados a comprar una tarjeta plástica cuyo valor es superior al del pasaje que actualmente se paga por realizar un viaje en el Cable Aéreo o a solicitarle el favor a un usuario portador de la tarjeta que acepte nuestra recarga para evitar comprarla. En caso de que entrásemos con la tarjeta de alguien más, también debemos obligar al amable portador a que se dirija con nosotros hasta los torniquetes, debido a que la salida del sistema únicamente es efectiva si se pasa la tarjeta por el lector del torniquete.
El Cable Aéreo está en mora de reconocer otras posibilidades de acceso a sus estaciones. Debería contemplar la opción univiaje que cueste solamente el valor del pasaje a través de una tarjeta desechable que al ser depositada por una ranura que le incorporen al torniquete, permita el acceso del usuario poco frecuente y, fuera de ello, facilitaría la posterior recolección de esas tarjetas para que sean recargadas nuevamente con el valor de un viaje para quien lo requiera. Realmente, si la Asociación del Cable Aéreo quisiera inducir a una compra de tarjeta por usuario, podría ingeniarse otras alternativas tales como la personalización y la reducción de la tarifa por uso frecuente, pero como está actualmente el sistema de recaudo solamente se verá un gentío de personas represadas en las estaciones esperando a que un usuario con tarjeta esté dispuesto a que le sean recargados más viajes de los que solicita.
Amablemente,
Martín Estrada
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