El debate de las candidaturas
Señor director:
Ha prosperado la creencia de que los actuales frentes de cambio y transformación en nuestras provincias no toleran la discusión amplia de los asuntos públicos entre los partidos, porque se corre el riesgo de que la violencia renazca, de que se exacerben los ánimos y de que se eche a perder la cura de reposo que este sistema político ha representado en la lucha de los partidos tradicionales.
Sin duda este criterio resta dinamismo al juego democrático, en mayor grado que el mismo sistema bipartidista anquilosa aún más los partidos y retarda su preparación para el evento de volver a actuar independientemente en las elecciones; y lo que es más grave, anestesia la opinión pública, a la cual no se le da oportunidad de que discuta y analice los programas, de que tenga alternativa y acreciente su poder deliberativo por el conocimiento claro de los asuntos públicos y de sus posibles soluciones. Este es al parecer el mismo criterio para tratar lo relativo a las candidaturas para gobernadores, alcaldes y aspirantes a los cuerpos colegiados que se elegirán el próximo 27 de octubre. Se dice que hablar ahora del tema es festinar un asunto delicado, aunque solo se dispone de dos meses para las elecciones.
El razonamiento sería válido si se tratara de resolver con claridad lo relativo a las candidaturas, es decir, como las maquinarias directivas de los partidos se ponen de acuerdo para señalar quiénes serán los beneficiados, sobre todo para la gobernación y alcalde de la capital. Pero el problema es mucho más complejo para quienes entendemos que se trata de elegir a los representantes de varios partidos y si se comprometen a continuar con los programas avanzados de ciertos partidos, dejando en marcha los programas más importantes que beneficien al departamento y a ciertos municipios que tienen importantes obras sin concluir.
Las soluciones no pueden ser de última hora, improvisando obras y candidatos sin experiencia que nada tienen que mostrar, con propuestas de última hora, sin debate público, con caras desconocidas de ciertos aspirantes, sin eliminaciones previas por la propia opinión y que en consecuencia no augurarían la estabilidad, el respaldo, el consenso de opinión que necesitaría quien vaya a suceder por ejemplo al experimentado gobernador Guido Eheverri, aunque ilusoriamente las maquinarias políticas llegaren a acuerdos frente a la ciudadanía cada vez más apática e indiferente por determinaciones en las cuales no se le da participación alguna.
Honestamente creemos que la opinión tiene derecho a hacer este tipo de solicitudes, auspiciando democráticamente que los posibles candidatos den a los caldenses la oportunidad de saber quiénes y cómo aspiran a gobernar a Caldas en su próximo cuatrienio.
Mario Amariles Ruiz
Los paros de Fecode
Señor director:
Llegó el momento de ponerle fin a tanto cese de actividades. Los estudiantes están francamente apesadumbrados. Ni se diga de los padres de familia.
En estos días me contaba un abuelo que su nieto le dijo con mucha seriedad y convicción que él iba a ser maestro como él lo fue, pero que no permitiría que el resto de sus compañeros maestros le hicieran perder tanto tiempo a los estudiantes con sus continuas paralizaciones del trabajo escolar. El nieto no se explica la razón para que Fecode no nombre una comisión de alto nivel, al igual que el Gobierno, para que traten los álgidos temas que mantienen a los maestros en continua hostilidad contra el orden público. Paros y huelgas, existiendo contenidos prácticos para solucionar conflictividades con productividad y respeto mutuo, es un franco desperdicio de importante "activo social". Todo un disparate.
También dice el nieto que los alumnos "paralizados" en su labor muy frecuentemente, van a salir de sus estudios con la cosmovisión de antisistemas, lo cual desde ya les está oscureciendo el desarrollo libre y sin condicionamientos de su pensamiento crítico, que es aquel que se sitúa en el justo medio; porque los extremos son vitandos y muy dañinos para las sociedades.
Tengo que decir, para finalizar la inquietud que difundo, que somos muchos los padres de familia que estamos de acuerdo con las posiciones del nieto de mi amigo.
Rogelio Vallejo Obando
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