Campaña de desprestigio al presidente Duque
Señor director:
Se le está haciendo un daño profundo a la institucionalidad del país con la serie repetitiva de críticas muy personales y amañadas de ciertos columnistas de la prensa nacional en contra del presidente Duque. En ellas se detecta al instante una indisimulable campaña de desprestigio.
Es una barbaridad lo que está sucediendo, puesto que muchos de esos artículos están rebosando la copa en materia de afirmaciones y juicios falsos, que ya se enmarcan en la peligrosa carrera de las fake news. Muchos de esos escritos se pueden tranquilamente enmarcar en una bien pensada estrategia que entra en la pesada e insidiosa manera de que "todo método es válido para acceder al poder".
Lo grave del asunto es que variados politicastros afirmaron después del triunfo electoral de Duque que se "la iban a poner negra" y que no duraría dos años. Lo afortunado de todo es que el presidente Duque no les va a seguir ese juego mediocre y de suprema bajeza, porque él sabe muy bien, qué es lo que se esconde detrás de esos maltratos y ofensas que se difunden en las fake news, hoy trasladadas a reconocidas columnas de "opinión montaraz", que le están haciendo mucho daño a la institucionalidad y al Estado, pues todo ello lo capitalizan los antisistema, como ha pasado en muchos países.
Rogelio Vallejo Obando
El triunfo de Maquiavelo
Señor director:
Cuando el doctor Germán Vargas Lleras se alió con el expresidente Uribe Vélez, Vargas era un líder político que no trascendía los límites locales, vale decir, su influencia política se circunscribía al Distrito Especial de Bogotá. Ya bajo el paraguas del expresidente Uribe, Vargas Lleras adquirió la aureola de líder nacional. Meses después se dio un descanso sabático en el exterior para regresar y hacerse nombrar por el presidente Santos como su vicepresidente. Era claro que ya no estaba bajo la égida del expresidente Uribe. La vicepresidencia la usó, como era de esperarse, como medio para hacerse la campaña presidencial, la que naturalmente realizó con gran entusiasmo y dinamismo. Retirado de esa posición se inscribió como candidato presidencial por firmas, pues, su partido Cambio Radical, estaba pasando por malas aguas y resolvió orientarlo a control remoto. No cabe la menor duda que su alianza con Uribe Vélez le habría sido de gran apoyo para su aspiración a la Presidencia de la República, pero su egolatría y su megalomanía se lo impidieron. No es aventurado decir que al lado de Uribe Vélez bien pudo haber sido el candidato oficial de ese movimiento. La contundente derrota sufrida en ese debate presidencial por los electores, fue la clara factura que el pueblo le pasó por los devaneos en su accionar político. Ahora le ha dado por declarar su movimiento como independiente, irrumpiendo simultáneamente como jefe único de la oposición queriendo desbancar al inquieto senador Petro. No sabemos, entonces, en cuál de esas dos jefaturas se va a desempeñar con más fortuna. Logró poner en fila india con la obsecuencia del rijoso pupilo el señor Chacón presidente de la Cámara Baja, a los independientes y a los opositores del actual gobierno para que de un manotazo las objeciones que el presidente Duque le formuló a seis artículos de la ley reglamentaria de la JEP, fueran negadas. Olvida olímpicamente el señor Vargas Lleras que durante su ejercicio en la vicepresidencia nunca se pronunció públicamente a favor del convenio de La Habana que adelantaba su jefe el presidente Santos. Más curioso aún que siendo él tan estricto para exigir el cumplimiento cabal de la Constitución y de las leyes a los gobernantes, promueve ahora en la Cámara de Representantes la flagrante violación de la ley quinta que reglamenta los actos del Congreso de la República, y por lo cual deberán afrontar una demanda por tal flamante transgresión. El debate congresional sobre las objeciones del jefe del Estado no ha culminado, quedando por esperar qué actitud tomará al respecto el Senado de la República. La furibunda defensa de la famosa JEP que vienen librando los adversarios del gobierno Duque no se compadece con la integración de dicho tribunal o con parientes de los mismos sindicados y empeorado con ese bochornoso espectáculo de soborno donde un magistrado de dicha corte participó y que hoy se halla tras las rejas, no puede ser la mejor presentación. El maquiavelismo del señor Vargas Lleras no le está haciendo ningún bien al país ni a él mismo, y eso mismo es lo que está contribuyendo a que la paz no se consolide en nuestro país.
Cordialmente,
Rogelio Marulanda G.
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