A Manizales en su cumpleaños
Señor director:
Por sus venas corren 168 años de historia. Historia escrita con la pluma laboriosa de una raza que ha dibujado en las crestas de nuestras montañas, la estatura intelectual de prohombres que han sembrado con su honor, la bizarría y nobleza de un pueblo que se acendró en el nicho impoluto de su conciencia. De la cúspide de su grandeza, es testigo nuestro simbólico nevado del Ruiz, de la titánica pujanza, es testimonio nuestra emblemática catedral y de nuestra hidalguía, nuestras metafóricas carreras 22 y 23, ríos de cordialidad, pletóricos de paisaje social en el cual navegamos sus habitantes, sin discriminarnos, conformando una familia como ejemplo de convivencia.
Rosa de miel montañera,
entre cafetos y cañaduzales,
se yergue en la cordillera
nuestra ilustre Manizales.
Con la lira del amor y del orgullo manizaleño, le cantamos una serenata a su cumpleaños, con la garganta de Orfeo, para ofrendarle aplausos con los latidos del corazón y el dulce cantar de un pueblo que vibra con la placidez de vivir en una ciudad-arcadia colgada de las estrellas con el hilo invisible de la gratitud.
Ciudad donde amanece más temprano
por la acción de la alborada mañanera,
ciudad donde vivir no es un arcano
y su gente es feliz y muy sincera.
Ciudad de intelectuales, de gente industriosa y constructiva, de gente que carga con orgullo en sus cristales, el honor, el amor y alegre vida. Ciudad tejida con hilos invisibles de cordialidad y tiernos poemas de afecto en sus entrañas.
Ciudad colgada de los fieros riscos
como nido de águilas silvestres,
en tu hidalguía titilan asteriscos
como casa feliz de extraterrestres.
Ciudad de sueños y paisajes bellos
es tradición tu hermosa catedral
fábrica de arreboles y destellos
y de figura garbosa y celestial.
Estás cerca del sol y las estrellas
donde vive imponente tu nevado
a tus hijos, ofreces cosas bellas,
tu canto es pintoresco y de ficción
orgullosa de todo tu pasado
vas entonando feliz una canción.
Ciudad circundada de montañas
riachuelos, peñascos y cascadas
la hidalguía habita en tus entrañas
como casa de hadas encantadas.
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizábal
Andenes invadidos
Señor director:
He podido leer en su respetado periódico los diferentes conceptos que posee la ciudadanía sobre la situación por la que vienen atravesando los transeúntes que a diario tienen que dirigirse de un lugar a otro por las vías de la ciudad, especialmente por la avenida Santander donde los vehículos, las motocicletas y las bicicletas ocupan permanentemente las vías peatonales y que como su nombre lo indica son vías destinadas exclusivamente para los que acostumbramos a transitar a pie.
Por curiosidad, el suscrito tuvo la voluntad de caminar desde el lugar donde se encuentra situado el Batallón Ayacucho hasta el centro de la ciudad por la avenida Santander, hallando dieciocho (18) obstáculos en la vía peatonal, ocupadas por vehículos particulares y motocicletas, donde el peatón debe salirse a la vía pública vehicular, con el riesgo inminente de un accidente, que en estos casos el responsable es el Municipio de Manizales.
Igual situación ocurre en los diferentes barrios de la ciudad donde los vehículos particulares y las motos han invadido en forma permanente las vías peatonales. Para dar un ejemplo de la situación por demás caótica existente actualmente en la ciudad, en los barrios casi la mayor parte de sus calles son de doble vía y sin embargo encontramos vehículos particulares invadiendo en forma permanente parte de esa vía, lo que viene obstaculizando el mismo tránsito vehicular donde tienen que transitar por la vía peatonal para darle espacio a esa doble vía y como consecuencia terminan averiando de paso los andenes. En el Barrio Laureles de la ciudad existen vehículos viejos (camionetas) de un mismo propietario que llevan varios meses estacionados en una calle de doble vía. No obstante la Secretaría de Tránsito conocer esta situación, hasta la fecha no se ha realizado correctivo alguno.
UVL
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