La santa de Jericó
Señor director:
En días anteriores pero recientes me sumé a una peregrinación liderada por el ilustre párroco de Cristo Rey, programada para visitar la casa-museo de la madre, hoy santa del mundo católico, Laura Montoya, oriunda del municipio de Jericó Antioquia. Partimos de Manizales despuntando la alborada de un domingo, cuatro amplios autobuses Loyola llevando aproximadamente 150 personas, entre niños, jóvenes, adultos provectos y ancianos de ambos sexos. El frío manizaleño que nos acompañaba desapareció en la población de La Pintada, hoy municipio floreciente por su estratégica ubicación en la carretera Manizales-Medellín. Allí tomamos el desayuno en cafeterías o restaurantes que los peregrinos eligieron, saboreando como era natural, el variado menú de la gastronomía antioqueña. Unos 45 minutos después continuamos el viaje por una carretera hoy muy mejorada, comparada con la de hace unas tres décadas, en muy buenas condiciones, pavimentada casi en su totalidad. En cierto punto de la vía los conductores viran hacia la derecha, buscando el suroeste de Antioquia donde se yergue la población de Jericó. El viaje se hace placentero observando los flancos de la vía custodiados por la verde vegetación muy fresca y variada donde flamean guamos, písamos, eucaliptos y algunas especies de coníferas y pencas y arrayanes, y más adentro las sementeras cobijadas de cafetos sombreados por fértiles platanales. Un poco más de tres horas después iniciábamos el ingreso a esa bella población paisa que empezó a impresionarnos con su típica infraestructura, sus construcciones singulares, la fraternidad de su ambiente y el agradable estímulo del día soleado que nos ofrecía el Creador con un caluroso día de verano. Visitamos la basílica menor donde presenciamos una ceremonia religiosa ofrecida a Santa Laura. Después de almorzar en un acogedor restaurante de la plaza principal, dirigiéndonos a continuación a la casa-museo de la Santa. A su entrada hay un auditorio donde religiosos y laicos rememoran ante los peregrinos la vida y realizaciones de la Santa. Luego nos adentramos hacia un patio interior donde se pueden ver objetos y testimonios materiales atinentes a la Santa Laura, como muebles, pequeñas esculturas, fotografías y documentos que reconocen y atestiguan sus estudios y actividades religiosas y comunitarias en diferentes épocas y localidades. Seguidamente bajamos a la segunda planta donde se expanden una serie de objetos y manualidades, la mayoría con motivación religiosa, confeccionados en cristal, yeso, arcilla, madera, etc., que los visitantes pueden conservar como memorables souvenires. Vale descatar que el suelo de la población está enchapado en tablillas de cemento que lo hacen muy exclusivo, y el estilo de sus viviendas, sus bellos y variopintos balcones y balaustradas son una réplica de la arquitectura republicana y colonial del siglo XVIII que nos trajo España. En la plaza principal desafía los tiempos el busto del general mártir, Rafael Uribe Uribe, su hijo epónimo. De cualquier sitio de la localidad, se puede mirar el funicular que conduce a los turistas a la elevada colina que otea todo el tiempo la ciudad y amplios territorios aledaños. No podemos omitir que Jericó de Antioquia, es también la cuna del destacado novelista Manuel Mejía Vallejo. El historial de Jericó está subrayado de sucesos sorprendentes. Entre otros se conoce que en su río tutelar murió ahogado el destacado vate del extinto movimiento literario el Nadaismo, fundado por el gran poeta y ensayista Gonzalo Arango, Amilkar U. (Amilcar Osorio). Y como suceso conmovedor y que remonta los linderos de las hazañas amorosas y románticas y que superan las fronteras de lo legendario, figura inscrita en la historia de los años iniciales de la existencia de Jericó, que dos Romeos Hermanos se enamoraron apasionadamente de la misma Julieta y decidieron dirimir su pasión juvenil en un cruento duelo con arma blanca habiendo rendido sus vidas en mutuo holocausto ante el altar de la Venus campesina. Agrega la historia que con sus despojos mortales se inauguró el cementerio de la insigne Jericó de Antioquia.
Atentamente,
Rogelio Marulanda G.
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