El látigo del desempleo
Señor director:
El ser humano nació para trabajar, para producir, para ser auto-suficiente, para generar riqueza. El desempleo, es una tragedia personal, familiar y social. La economía es un factor de desarrollo y de bienestar que acompañada de otros componentes, entre ellos el talento humano, terminan siendo ejes fundamentales para la construcción de civilizaciones superiores.
Estar desempleado, es no tener ingresos para satisfacer las necesidades básicas del ser humano, excluyéndolo de pertenecer a una economía activa que dinamice la integración social, alterando el desempeño regular de la cotidianidad y la autoestima. El desempleo acompaña el marginamiento, trayendo conflictos que a veces desencadenan en violencia. Manizales es considerada como el mejor sitio para vivir, desde muchos puntos de vista para unos, para otros, no es tanto. El bienestar tiene como punto de partida lo económico y, si no hay ingresos, ¿cómo va a haber bienestar? La desocupación laboral es el origen de la violencia, de la prostitución, de la ignorancia, de ruptura de muchos hogares y de pocas posibilidades de ascender en la escala social. ¡El desempleo, es una tragedia!
Llama la atención que nuestros gobernantes, que son imaginativos para gerenciar sus campañas políticas buscando empotrarse y enquistarse en las posiciones de mando, ofrezcan el oro y el moro cuando están en campaña y en sus agendas registran como prioridades atacar el desempleo. Llama la atención, que prometan con la frescura de araneros profesionales que va a haber empleo y..., la solución a todos los problemas habidos y por haber. Llama la atención, que sí consiguen empleo pero para ellos, sus familiares y sus amigotes y para quienes no necesitan, porque son personas de la burguesía privilegiada, pero para el pueblo raso, aunque tengan un buen equipaje académico: ¡mamola!
En nuestra ciudad tan privilegiada, tan generosamente tratada por la naturaleza, una arcadia para muchos, se aprecia con intensidad la angustia de muchos desempleados que recurren a supuestas ofertas de empleo sin encontrar uno para ellos. Y, no se diga que es porque son muy ignorantes y que carecen de títulos académicos, el desempleo no tiene consideración con nadie. Nuestra ciudad con todos sus encantos, se volvió un bazar persa como única opción para hacerle el quite al desempleo. El comercio, se volvió competencia entre pobres. No existen sectores que se hayan escapado al micro-comercio por la acción inhumana del desempleo. De hambre no nos podemos dejar morir" dicen unos, "hay que hacer alguna cosa", dicen otros. Sectores, otrora netamente residenciales, hoy están invadidos por la saturación del micro-comercio que "compite" con mega-mercados soportados y alimentados con capital extranjero y nacional, a cambio de unos cuantos empleos de mala calidad. Las tiendas de barrio, ya son historia. Muchos se avergüenzan de los vendedores ambulantes, de los informales, porque afean la ciudad, desconociendo que son unos titanes, que se ganan la vida desafiando la adversidad, tratando de sobrevivir con el ingenio de sus manos honradas, huyendo de la "autoridad" para no perder su "encabe o su plante" que se reduce a dos pesos, pero, "toca lucharla". Estos héroes merecen un reconocimiento, ya que no se dedican a la violencia como muchos otros. La prioridad de los gobernantes, deberá ser el empleo digno y bien remunerado con lo cual se tendría una sociedad con acceso a la salud, a la educación, a vivienda, a recreación, a bienestar general con justicia, así tendríamos ciudadanos menos excluidos aportándoles desarrollo al país y menos delincuentes en las cárceles.
Cordialmente,
Elceario de J. Arias Aristizábal
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